Ed. Frontera, 202 pp. (2021)
Luis Rosales
Traducción de Ricardo Calleja
Rosales es ese personaje olvidado e inquietante, un aparador fuera de sitio con el que alguna vez tendríamos que toparnos. Teoría de la libertad es un texto íntimo que nos hace trabajar a un nivel más profundo. Rosales es un existencialista en el sentido de que tiene ideales y es un escritor muy vital, pero también, como indica Ricardo Calleja en el prólogo, se escapa de ser solo un existencialista al desarrollar un personalismo cristiano que adentra al lector en una perspectiva moral y más profunda de la vida. Podemos abrir el debate de si Rosales ha superado a su maestro Ortega, pues al dar ese salto desde el personalismo racional, se ha lanzado al abismo existencial y se ha inmolado en este libro. Rosales es también un patriota que, al leer la prensa por las mañanas se encuentra “desentrañado y frío”. “Me ha tocado vivir un tiempo agrio, donde no se comprende ni se respeta, la vida personal y donde todo o casi todo es mentira”, dice con el nudo de las noticias y el croissant en la garganta. La aportación más más relevante de esta teoría de la libertad está relacionada con el debate entre la libertad y la responsabilidad. La preeminencia de uno u otro valor ha mantenido a liberales y conservadores, así como a los propios liberales, divididos durante los últimos doscientos años, y Rosales, en un inquietante párrafo, resuelve esta disputa: “Solo obramos libremente cuando protagonizamos nuestros actos; esto es, cuando asumimos íntegramente nuestra vida en cada decisión y cada instante de ella”. Para Rosales, el proyecto vital es una obra consciente que elegimos en cada decisión responsable, y solo así, asumiendo el protagonismo de nuestra vida, actuamos como seres libres. Resuelve así, de un plumazo, el falso antagonismo entre libertad y responsabilidad. Este concepto de la libertad invita al lector a crearse a sí mismo en cada paso y tomar conciencia de sus elecciones vitales. Vivimos sin duda en tiempos agrios, de insoportable inconsciencia, y quizás por eso Rosales estaba aparcado, en un sótano, como un viejo aparador. Sin embargo, por algún fortuito suceso, su teoría de la libertad vuelve a circular hoy entre los lectores madrileños. Madrid vuelve a hablar de libertad y de Rosales.
Sobre Cristina Casabón
Asesora política y columnista en The Objective.