La convocatoria de elecciones anticipadas el próximo 28 de abril por parte del presidente Pedro Sánchez abre un periodo incierto, pero no mucho más de lo que ya había. La debilidad del Gobierno de Sánchez y la fragmentación parlamentaria que se suceden en la política nacional desde 2016, han hecho de la parálisis reformista el pan de cada día.
Una situación de debilidad que no ayuda en un contexto de desaceleración como el actual, con numerosos riesgos acechando en el escenario internacional, como el Brexit, la guerra comercial, la recesión de Italia, el frenazo de la economía de China y países emergentes o el auge de los populismos en Europa.
Por eso no es de extrañar que desde amplios sectores de la economía arranque un clamor que pide con celeridad un gobierno fuerte y estable. Economistas, representantes empresariales de diversos sectores y patronales consultados por EXPANSIÓN afrontan con optimismo la convocatoria de elecciones si esta allana el terreno para una legislatura fértil en reformas. “Nos alegramos de que por fin tengamos elecciones después de que el Círculo lleve siete meses pidiéndolas. Y como empresarios, estamos contentos de que se hayan tumbado unos presupuestos que cargaban contra la empresa”, confirma John de Zulueta, presidente del Círculo de Empresarios.
La agencia de ráting Moody’s coincidió el propio viernes en que “unas elecciones anticipadas podrían resultar en una situación más estable, sobre todo si se forma un gobierno en coalición con una mayoría estable que tenga la capacidad de implementar reformas fiscales y estructurales”. La falta de implementación de medidas de calado ante relevantes retos como el sistema de pensiones es precisamente una de las razones por las que la agencia ve “poco margen de mejora en la calificación”. “El Gobierno actual no ha acometido ninguna reforma estructural”, apunta Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores.
No es nuevo. Organismos nacionales e internacionales, como el Banco de España o el Fondo Monetario Internacional, llevan ya tiempo insistiendo en la necesidad de que España aproveche el periodo de crecimiento para acometer reformas estructurales que pertrechen su economía ante un posible shock. De lo contrario, España podría verse en dificultades. “La deuda pública y privada –en el 97% del PIB– todavía es enorme”, advierte Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España (AmCham). “Ahora tenemos que pensar en generar un colchón fiscal para poder mantener el Estado del Bienestar cuando llegue la próxima crisis”, señala Francisco Vidal, economista jefe de Intermoney.
Entre las reformas más urgentes, apunta José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España, “figuran todas aquellas que tienen incidencia en la mejora de la competitividad de las empresas, en especial las pymes”. También resulta urgente “abordar un Pacto Educativo que permita formar los perfiles profesionales que se demandan en la sociedad”.
Tampoco parece que hubieran ayudado al sector empresarial algunas de las medidas propuestas, tanto por el Gobierno de Pedro Sánchez como por el anterior, el de Mariano Rajoy. En materia fiscal, Alicia Richart, directora general de DigitalES critica la tasa Google, ya que “España podría aislarse de Europa” al aplicarla. “Se ha conseguido eliminar el gran riesgo que suponen unos PGE que traían más impuestos y aumento del déficit”, consideran desde la Confederación Empresarial de Madrid.
Hasta entonces, los expertos coinciden en que habrá incertidumbre, pero confían en que no dure mucho. No le convendría otra situación a la economía, ya que, como apuntan desde el Club de Exportadores, “muchas decisiones empresariales y de inversión van a paralizarse a la espera del resultado electoral”. Por su parte, Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano, considera que “el crecimiento no se va a resentir por el parón del Gobierno. Los empresarios ven que hay demanda y tres partidos más o menos centrados que captan el 70% del voto”.
La gran pregunta es si realmente de las elecciones generales puede esperarse este tipo de Gobierno, o si la fragmentación parlamentaria y los movimientos partidistas en detrimento del consenso y de políticas de Estado continuarán gobernando España. “Creo que hay principalmente dos opciones: un gobierno de centro-derecha, con dos o tres opciones de la derecha; o uno de centro-izquierda con un acuerdo PSOE-Cs. En cualquiera de los casos, no creo que haya un único partido que pudiera imponer su voluntad ni que la opción de PSOE con Podemos y partidos independentistas sea viable”, explica José Luis Ruiz Bartolomé, socio director de Chamberí AM.
De no darse ninguna opción sólida de gobierno, la inestabilidad se prolongaría por tiempo indefinido, una opción que implica riesgo, según Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas, que advierte de que “la convocatoria de elecciones es un alargamiento de la incertidumbre en la que viene sumida la economía española de 2015.
El problema ahora es que mientras en ese periodo la economía iba al alza, ahora volvemos a tener incertidumbre política en un contexto de desaceleración”. A ella se suma, como apunta Rafael Pampillón, profesor del IE, que “aún tenemos que ver cómo va a afectar a la economía española toda la política podemita del Gobierno de Sánchez: la subida del Salario Mínimo, las pensiones y las cotizaciones sociales”.
Pedro Schwartz: “Es un descanso para la economía que muchos de los planes de Pedro Sánchez no vayan a salir adelante, pero va a ser difícil convencer a los votantes de que la economía iba por mal camino”.
Rafael Pampillón: “En una situación coyuntural europea complicada como la actual hace falta un gobierno que haga muchas reformas y esté a favor de las empresas y no como el Ejecutivo que hemos tenido hasta ahora”.