No todo es negativo estos días y desde luego que los precios de las materias primas estén bajos es una excelente noticia para los países consumidores. La sorpresa, según algunos economistas, es que puede ser la razón que evite una depresión en Japón y duplique el crecimiento de las siete mayores economías del mundo.
Las economías más expuestas al precio del petróleo (incremento del PIB de una caída de 10 dólares por barril durante un año) son las siguientes:
Como ya hemos comentado en varias ocasiones, España no está tan beneficiada como estiman algunos ni siquiera comparado con la media de la UE, pero ya lo comprobamos en 2013 cuando crecíamos por encima de la media y el petróleo estaba por encima de 100 dólares por barril.
Según economistas de Deutsche Bank, JP Morgan y otras fuentes, la caída continuada puede suponer que en 2016 el crecimiento de los países del G7 se dispare hasta a un 4%.
Ese crecimiento de las economías desarrolladas por encima de la media pondría en cuestión el escenario de ralentización global, ya que la mejora del comercio global sería suficiente para compensar la caída de emergentes y frenazo chino.
Si ese escenario se diese de acuerdo a los modelos macroeconómicos, se habría dado en 2015, ¿verdad?
Pues bien, vayamos a lo que ha mostrado el 2015.
Con una caída del petróleo de más del 38% y el índice de materias primas de alrededor del 25%, se han dado revisiones a la baja del crecimiento esperado de 2015 de casi todas las economías del G7. Si miramos una por una, la que supuestamente se debería haber beneficiado más de los bajos precios del crudo y gas es Japón. Una caída como la de 2015 debería haber contribuido a mejorar la expectativa de un crecimiento del 1% de la economía nipona esperado en enero de 2015. A falta de los datos de diciembre, Japón no se habría beneficiado en nada del desplome de las materias primas. De hecho estaba en noviembre al borde de la recesión.
Vayamos a Norteamérica, donde el consenso recopilado por ‘The Economist’ esperaba un potente crecimiento del 3,2%. Es cierto que Canadá y EEUU también sufren por la pérdida de inversiones en el sector petrolero, pero si quitamos el efecto de dicho sector, no se ha dado un aumento del crecimiento en el resto de áreas que lo compense ni lo mejore. EEUU cerrará probablemente 2015 con un crecimiento del 2-2,3% máximo (la mitad de su crecimiento potencial y un 40% menos de las expectativas de consenso en enero). Recordemos que algunos esperaban un 3,5%.
Las expectativas de crecimiento solo se han revisado positivamente en Reino Unido y ligeramente en Alemania, mientras Francia continuaba en su letargo de las dos últimas décadas e Italia, con sensibilidades al precio de petróleo similares a España, crecía menos de lo esperado.
¿Y por qué es esto? Porque esas sensibilidades históricas a los precios del petróleo no incorporan el efecto depresor del exceso de capacidad y la saturación de deuda. Ni la eficiencia en los procesos industriales. Con economías muy endeudadas y con sobrecapacidad tras multitud de planes industriales y de estímulo, donde más del 50% es consumo, esa bajada de materias primas no se traduce en mejor crecimiento… Y hay otro efecto. Cuando los impuestos, como ocurre en Europa, Reino Unido o Japón, suponen más del 55% del precio de la energía, el subyacente –petróleo, gas o carbón- no se traduce en una bajada de los precios a los consumidores.
Al menos, cuando analicemos ese factor “positivo” de los países desarrollados que comentan muchos economistas ante el riesgo de ralentización global, tengamos en cuenta los errores cometidos en la correlación y causalidad en el pasado. Nos servirá para, por lo menos, ser prudentes.