El indicador de confianza económica de marzo (41,6 puntos), obtenido a partir del Barómetro que realiza el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), se encuentra en niveles que no se registraban desde febrero de 2008 (42,8). Por su parte, el indicador de la situación económica actual (24,0) se halla en valores similares a los de septiembre de 2010 (25,3) y hay que remontarse a abril de 2004 (60,2) para encontrar un indicador de expectativas tan positivo como el actual (59,3).
Estos tres indicadores –la confianza, la realidad y la esperanza– señalan que la población está percibiendo una mejoría de la situación. Desde finales de 2008, la línea de estos tres índices se mueve en paralelo, situándose por encima el de las expectativas, en medio la confianza y debajo la situación actual. Esto no siempre fue así. Por ejemplo, durante una buena parte del mandato de Zapatero, el índice de expectativas fue peor que el de la situación percibida (el futuro era peor que el presente) y éste en muchas ocasiones superó al de confianza (la situación era mejor que la seguridad que despertaba).
Ahora, los tres indicadores han recuperado la tendencia alcista que se inició cuando tocaron sus mínimos tras el verano de 2012. En aquella ocasión, el de situación y el de confianza marcaron mínimos históricos, mientras que el de expectativas (29,4) casi igualó su peor marca (29,3) en octubre de 2008, después de la bancarrota de Lehman. Lo importante es que la tendencia da por superada una corrección registrada en septiembre de 2014 cuando la opinión pública percibió que había amenazas que podían abocar a la economía a una tercera recesión.
El CIS también elabora el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC). Hay diferencias entre este indicador y el del Barómetro. La muestra es más pequeña –1.500 encuestas frente a 2.500- pero la variedad de preguntas económicas es más rica y muchas tienen que ver con el empleo. Formalmente, en el ICC también surgen tres indicadores, el propio ICC y dos subcomponentes: el indicador de situación actual y el de expectativas.
Los valores del ICC van de 0 a 200. Más de 100 significa una percepción positiva de los consumidores y por debajo, negativa. En marzo de 2015, por primera vez en la historia de la serie desde 2011, el ICC ha superado por cuatro décimas la marca de 100. En relación a marzo de 2014, el indicador ha subido 24,1 puntos. Y aquí surge un dato importante en relación a sus subcomponentes: la valoración que más ha mejorado es la de la situación actual (26,7 puntos más) frente a las expectativas (21,5 puntos), lo que significa que la realidad mejora más que la esperanza.
¿Cómo se traducirá esto en votos? Hay quienes creen que la mejoría no hará mella en la sociedad. Pienso lo contrario. Si esta tendencia se mantiene ocho meses más, terminará calando. Lo que sí garantiza este escenario es una campaña de apelación al voto útil y de terror sobre nuestras expectativas. Y ahí no sólo será importante que éstas se cumplan, sino cómo se cumplan.