Determinados mandatarios y líderes políticos siguen errando en la autocomplacencia de contrastar las tasas de crecimiento. Debemos atender a todas las variables, las cuales demuestran una gran desventaja de España frente al resto.
Cuando uno se para y mira la economía, así como las previsiones de crecimiento futuro, podemos observar esa clara tendencia negativa de los principales países de la Unión Europea, así como aquellas economías desarrolladas más punteras entre las que incluimos a China y Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos meses, muchos dirigentes y mandatarios, en España, han tratado de instrumentar su discurso económico para resaltar ese mayor dinamismo que presenta la economía española; al menos en el contraste con las tasas de crecimiento que presentan sus homólogos europeos.
Un contraste que, si atendemos a los crecimientos pronosticados para Alemania, podemos observar como los crecimientos previstos se han visto muy sacudidos, al atravesar una gran caída en la industria nacional, así como en la demanda externa que tanto representa en su producto interior bruto (PIB). Como digo, y de acuerdo con las previsiones de crecimiento que ofrece Bruselas, se espera que la economía alemana, tras un tortuoso año, cierre el ejercicio con un crecimiento cercano al 0,4%. Un crecimiento que sortea esa recesión y que se espera que pueda repuntar, levemente, hasta el 1% para el 2020.
Algo similar a lo que ocurre en otros países de la Zona Euro como Italia o Francia. Italia, por ejemplo, de acuerdo con las previsiones y tras atravesar un año bastante precario para la economía italiana, prevé cerrar el año con un crecimiento cercano al 0,1%; un crecimiento que lo dejaría fuera de la recesión técnica que viene atravesando el país durante este año. Además, para el 2020, se espera que, de acuerdo con las previsiones, la economía italiana sufra un muy leve repunte en sus crecimientos, dinamizando la tasa de crecimiento de su PIB hasta el 0,4%. Una situación que muestra la tortuosa situación.
Con Francia ocurre algo similar. De acuerdo con las previsiones, la Unión Europea estima que el crecimiento del país galo se encuentre, al cierre del ejercicio, en un crecimiento cercano al 1,3%; justo el mismo crecimiento que pronostica para el 2020. Unos crecimientos que, al hilo con los pronósticos para el promedio de la Unión Europea, así como para la Zona Euro, oscilarán entre el 1,4% para la Unión Europea, mientras que para el promedio la Zona Euro, el decremento se verá más acusado, llevándola a cerrar el ejercicio con tasas que se situarán entre el 1,1% y el 1,2%.
Como podemos ver, los crecimientos son bastante similares entre sí. La desaceleración, al igual que indicó el Fondo Monetario Internacional (FMI), se presenta de forma sincronizada en todos los países de la Unión Europea, así como el resto del mundo. De acuerdo con el organismo, el 90% de las economías del mundo se encuentran inmersas en esta desaceleración. Ahora bien, hay países que, como España, presentan un mayor desmarque frente al resto de homólogos, pues si observamos su tasa de crecimiento prevista para este año, podemos observar como los pronósticos arrojan que el año cerrará con crecimientos cercanos al 2%, siendo más probable que lo cierre en el 1,9%.
Unos crecimientos que, para el 2020, se presentan más pesimistas con un descenso que situaría los niveles de crecimiento futuros para la economía española en el 1,5%. Un descenso que, tras la revisión a la baja, muestra la clara desaceleración de una economía que, años atrás, estaba creciendo a niveles cercanos al 3%; justo en un momento donde el ciclo expansivo y la reforma laboral estaban propiciando un entorno más favorable. Ahora bien, la economía española ya ha comenzado a desacelerarse y el miedo de esto es los grandes riesgos que, desde Bruselas, ya visibilizan.
Si observamos los discursos de determinados mandatarios en el país, la autocomplacencia de los mismos muestra un fuerte optimismo por una economía a la que se le caracteriza como libre de riesgos. Libre de riesgos en un país donde existe el mayor bloqueo político de su historia, donde el desempleo representa una de las mayores tasas de la Unión Europea y donde los niveles de endeudamiento se muestran cercanos al 100%, pendientes de incumplir el ajuste exigido por Bruselas. Sin embargo, el Gobierno -en funciones- de España sigue pensando en que, por el hecho de mostrar un mayor dinamismo en sus crecimientos, ya está todo hecho.
Si observamos, por ejemplo, la tasa de desempleo en aquellos países que, para determinadas formaciones políticas, “funcionan peor” que España, podemos observar como Alemania, por ejemplo, posee una tasa de desempleo del 3,1%; es decir, en Alemania no conocen el desempleo como tal, ya que se encuentran dentro de los propios parámetros de pleno empleo y ese 3% podría pasar a considerarse como el desempleo friccional. En el caso de Francia, pese a que la tasa se eleva un poco, el desempleo que presenta el país se encuentra en el 8%, es decir, casi la mitad menos que en España. Y, por último, en el caso de Italia, pese a la deuda y las recesiones técnicas atravesadas, el desempleo se encuentra en el 9%; es decir, de nuevo se muestra inferior a las cifras que presenta España.
Estos datos muestran cómo pese al menor dinamismo en los crecimientos que presentan estos países, ante una recesión, los tres ejemplos que hemos mostrado siguen presentando una mayor robustez que en el caso de España; pues no hemos sido capaces de aprovechar el ciclo expansivo para crear todo el empleo que necesitábamos. El desempleo en España sigue siendo del 14%, mientras que si dejamos los términos absolutos y nos vamos al desempleo juvenil, seguimos liderando la clasificación con un 33% de desempleo en términos juveniles. Una barbaridad que, de moderar los crecimientos como lo están haciendo, podrían traernos serios problemas.
No es momento de caer en autocomplacencias. Aunque, desgraciadamente, no todas las formaciones políticas piensan así. Estamos perdiendo el dinamismo de nuestra economía, la economía se desacelera y ,la misma, sigue presentando una serie de vulnerabilidades que nos impiden caer en errores de diagnóstico y autocomplacencias como para adoptar reformas generalistas como las que desean aplicar algunos gobiernos. España necesita corregir, de forma estructural, su economía; decir que España está en una situación ventajosa por mostrar un mayor crecimiento de su PIB es el mayor error que podemos cometer en estos momentos, pues es completamente falso.