Ya durante el mes de abril, las previsiones que realizaba la Fundación Civismo pronosticaban una contracción de la economía española que, en términos de producto interior bruto (PIB), podría oscilar entre el 9 % y el 11 %; eso sí, mientras no se produzcan rebrotes.
Durante varios meses, unas previsiones que ni en el peor de los casos podrían emitirse, pero que, con el paso del tiempo, se han consolidado cada vez más con las previsiones realizadas por unos organismos multilaterales que, una vez dejaron de lado ese optimismo injustificado, ya muestran caídas en el PIB equivalentes a los pronósticos emitidos por la fundación liberal con sede en Navarra.
Incluso cuando la vicepresidente de asuntos económicos, Nadia Calviño, hablaba ya de unas previsiones que situaban la contracción de la economía española en el 7 %, la Fundación Civismo, en entrevistas realizadas en televisión, comentó que dicho pronóstico no solo mostraba un escenario optimista que no se ajustaba a la intensidad de una crisis sin precedentes como la que nos acontecía, sino que seguía perjudicando a un país que seguía sin adoptar reformas acordes a la importancia de dicha crisis. Todo ello con el fin de no generar una histeria colectiva en una sociedad que se mostraba notablemente preocupada con la situación, así como con la gestión que, desde el Gobierno, se estaba llevando a cabo para paliar los efectos de la crisis.
También desde la fundación se fue muy duro con los pronósticos que arrojaba el Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo multilateral que anteriormente estuvo presidido por la vigente mandataria del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, también, en línea con los pronósticos emitidos por el Gobierno de España, o a la inversa, emitió un comunicado en el que se hablaba de una previsión que situaba la contracción de la economía española en el 8%. Esto, teniendo en cuenta que hablamos de un organismo que, en la línea del estudio realizado por otro de los investigadores senior del think thank de estudios económicos, José Francisco López, únicamente ha acertado el 15% de sus pronósticos a lo largo de la historia, nos sigue mostrando, así como reforzando, ese continuo escepticismo ante unas previsiones que, valga la redundancia, se mostraban excesivamente optimistas para la coyuntura que presentaba el país.
Sin embargo, conforme iban saliendo a la luz los registros de los distintos indicadores micro y macroeconómicos, los pronósticos han ido progresivamente ajustándose a la severidad de la situación. Con el paso del tiempo, tanto los pronósticos del Banco de España como los del Gobierno e, incluso, los del FMI, han acabado reflejando ese mayor pesimismo que, ya en un inicio, mostraba el economista responsable de los estudios de dicha fundación. Así, de acuerdo con los nuevos pronósticos emitidos, hablamos de una situación en la que las previsiones que publican las distintas organizaciones e instituciones económicas en el planeta arrojan una contracción para la economía española que, en el mejor de los casos, podría situarse en el 10,8%. Sin embargo, otros organismos, más pesimistas incluso, pronostican contracciones que incluso podrían llegar a situar las pérdidas en los 15 puntos porcentuales.
No es el momento de ver quién ha acertado y quién no; tampoco de sacar los colores a aquellos que se equivocaron en sus predicciones. Pero sí debemos tener muy claro que no podemos seguir emitiendo declaraciones sobre la contracción prevista para la economía, siendo el único fin de estas previsiones el de autocomplacernos, así como complacer a la sociedad, haciendo creer que nos enfrentamos a una crisis de menores dimensiones que en situaciones pasadas. Pues, no solo nos enfrentamos a uno de los mayores desastres, tanto económicos como sanitarios, de la historia, sino que debemos afrontar y adoptar medidas en línea con la magnitud de la crisis, aunque ello conlleve esa histeria colectiva que, a priori, tanto trata de esquivar el Gobierno en el país. Para ello sí tenemos referentes, y basta con recordar los famosos “brotes verdes” del señor José Luis Rodríguez Zapatero en 2008 para hacernos una idea de a dónde nos lleva la autocomplacencia y la no adopción de medidas en línea con la debacle que se avecinaba.
Por tanto, es hora de reconocer la magnitud del problema, así como de adoptar medidas que vayan en la línea de las principales economías en el planeta. No podemos seguir tratando de mitigar los efectos en el plano teórico, pues únicamente seguiremos postergando un problema que, tarde o temprano, sacudirá a la economía con un grado de intensidad bastante notable. El tiempo juega en contra de nuestros políticos, por lo que cada segundo que pasa es un segundo menos con el que cuenta España para aplicar esos diques de contención que, en aras de mitigar el deterioro que ya de por sí muestra la economía española, sostengan el tejido productivo en el país, muy vulnerable por su estructura de pequeñas dimensiones, así como un empleo que, de acuerdo con los pronósticos, pretende disparar la tasa de desempleo hasta situarla por encima del 22 %; todo ello teniendo en cuenta un desempleo estructural del 14 % con el que ya contaba el país.
Esto es lo verdaderamente importante, pues aunque al inicio comentáramos la jugada y los pronósticos, la intención de comentarla no es más que concienciar a nuestros políticos de que es preferible reconocer la realidad y adoptar medidas, que mentir y autocomplacerse con unos datos que, tarde o temprano, reflejarán la realidad de la situación.