En 2015, las exportaciones españolas de bienes alcanzaron su récord histórico: 250.241 millones de euros, un 4,3% más que en 2014. Este incremento es un dato alentador, sobre todo cuando se compara con el de las demás grandes economías europeas: España se ha convertido en la segunda mayor de Europa en cuanto a tasa de crecimiento en las exportaciones, después de Alemania.
Por mercados, las ventas españolas destinadas a la Unión Económica y Monetaria (UEM) subieron un 6%, en 2015 (a la Unión Europea, un 6,8%), mientras que las que se dirigieron al resto del mundo se estancaron. Los países que más contribuyeron al aumento de las exportaciones españolas fueron Alemania, Reino Unido y Holanda. Fueron también los países europeos que experimentaron en 2015 mayores tasas de crecimiento económico, si consideramos sólo los de gran tamaño.
La mejora de las ventas españolas en el exterior (+4,3%) superó los aumentos del comercio mundial (2% según la OCDE); lo que permitió acrecentar el año pasado la cuota de nuestro país en las exportaciones mundiales de bienes, hasta el 1,8%, frente al 1,7% de 2014. Esta tendencia positiva se está produciendo en un contexto de ralentización económica internacional, por lo que estos buenos resultados tienen todavía más relevancia. ¿Por qué mejoran las exportaciones españolas? Tres pueden ser las razones:
1) El mayor crecimiento de nuestro principal cliente: la UEM. Efectivamente, aunque en el año pasado la economía mundial tuvo un comportamiento peor que en 2014, la Eurozona fue, sin embargo, una excepción. Ayudada por los impulsos fiscales y monetarios y también por la bajada del precio del petróleo, creció en 2015 a una tasa del 1,5% frente al 0,9% del ejercicio anterior. Aunque se trata de un repunte reducido es el más elevado de la UEM en los últimos cuatro años.
2) Hay más empresas exportadoras españolas. En el año 2010 había 109.000 que se dedicaban a la venta de bienes y servicios en el extranjero. Cinco años más tarde eran un 35% más: 150.000 empresas, de las cuales 47.800 son exportadoras regulares (aquellas que venden bienes al menos durante cuatro años seguidos), es decir, 10.000 más que en 2010. La crisis y la caída de la demanda interna han provocado este crecimiento de la internacionalización. A su vez, esto ha exigido una mejora de la competitividad, lo que ha permitido que España saliese de la crisis a través de las exportaciones.
3) Una devaluación interna provocada, entre otros motivos, por la reforma laboral. Se ha conseguido flexibilizar el mercado de trabajo y una mejor asignación de recursos, lo que ha permitido a las empresas reducir costes, mejorar su productividad y aumentar la contratación. Previsiones halagüeñas para la economía española, que quedan reflejadas en el indicador de perspectivas exportadoras del Ministerio de Economía, donde han llegado a su valor más alto desde antes de la crisis económica.
Conviene insistir en que las exportaciones de las empresas españolas han sido el principal factor que ha posibilitado la salida de la crisis y la rápida recuperación de la solvencia de la economía española. Gracias a ellas, nuestro país se ha situado en niveles elevados de crecimiento económico: un 3,4% en 2015. Además, el déficit comercial disminuyó ese año, hasta los 24.173,9 millones de euros, el segundo registro más bajo desde 1998. Como consecuencia, la balanza por cuenta corriente lleva tres años arrojando saldos positivos. Esto significa que se está reduciendo la posición deudora frente al resto del mundo: si en el primer trimestre del año pasado alcanzó su máximo histórico de 1,031 billones de euros, cerró 2015 cerca de los 970 mil millones de euros. Y ese descenso continuará durante este año. Una solvencia que se extiende a la deuda pública. España tendrá ciertamente que seguir pagando en 2016 las deudas contraídas con los mercados financieros internacionales, pero cada vez menos.
Este buen comportamiento de la economía española también es percibido en los mercados de deuda pública. En la subasta de letras y de bonos del Tesoro de esta semana se ha captado financiación a tipos de interés muy bajos. En la doble subasta, la demanda aumentó con respecto a la anterior, tanto en el mercado de letras como en el de bonos. Esto se debe a la confianza que tienen los mercados y el Banco Central Europeo en que la economía española va a ser capaz de devolver su deuda. Han reconocido que la inversión en deuda pública española tiene un riesgo muy bajo o, lo que es lo mismo, que nuestra economía es solvente.
En resumen, gracias al buen comportamiento de las empresas, España está reduciendo de forma sostenida su nivel de endeudamiento con el exterior. Por desgracia, parece que el mundo crece más lentamente y que, por tanto, nuestras empresas podrían tener más dificultades para vender fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, aunque este menor crecimiento mundial sea una amenaza para el aumento de nuestras exportaciones, es también una oportunidad para aumentar todavía más la competitividad de los productos españoles en los mercados internacionales. Es decir, las empresas deben seguir invirtiendo en la formación de capital humano y en el desarrollo de nuevas tecnologías.
La salida al exterior de nuestras empresas constituye la transformación más importante de la economía española desde el inicio de la crisis. El futuro está ahí: en seguir apostando por aumentar la cantidad y calidad de la oferta exportadora.