El reto del crecimiento económico requiere propiciar compañías e industrias globalmente competitivas. La cuestión clave consiste en conocer qué tipos de empresas son las más productivas y potenciar su desarrollo. Los análisis de la Unión Europea muestran que la productividad por empleado de las microempresas (hasta 10 trabajadores) es un 56,8% inferior a la de las compañías por encima de 250, debido a que los de las primeras no se pueden especializar. Un reciente estudio de PwC señala que estas grandes compañías realizan una aportación mucho mayor a la I+D, la inversión y las exportaciones, por lo que su papel resulta esencial para salir de la crisis.
Tras cinco años dando énfasis al emprendimiento, los gobiernos autonómicos han conseguido que el número total de empresas en España descienda un 8,1%. Sin embargo, este dato no es el peor; lo realmente preocupante lo refleja el desplome de un 34% de la cifra de compañías grandes y medianas (por encima de 50 trabajadores). La reducción responde principalmente a la excesiva regulación autonómica dirigida a proteger las empresas pequeñas en detrimento de las grandes. Esta estrategia resulta poco eficiente. Las grandes industrias subcontratan una buena parte de su producción a las pequeñas que ofrecen la calidad y el precio que demandan. El tejido industrial es muy interdependiente. Cada vez que una gran fábrica abandona un territorio se produce un ‘efecto contagio’ sobre las industrias relacionadas y las pymes proveedoras, otras víctimas más del cierre o deslocalización de las grandes. En cualquier caso, la inmensa ventaja de las pymes es el arraigo de sus propietarios en la región donde están implantadas, lo que se traduce en unamenor deslocalización.
España es un país de pymes, una excepción dentro de los países industrializados. En Estados Unidos y Alemania el 60-70% de los empleados trabaja en empresas medianas y grandes. Sin embargo, en España el porcentaje no alcanza el 40%. Sólo 7,3 de cada mil empresas emplean a más de 50 trabajadores. Algunos economistas apuntan que es un problema de de masa crítica de población. Quizá en España esto no sea del todo cierto. Navarra es la región mejor posicionada y una de las menos pobladas al representar solo el 1,36% de la población española y contar con una densidad de 62 hab./km2.
Parece asombroso el porcentaje de desaparición de empresas medias y grandes en Andalucía y Castilla-La Mancha, frente al País Vasco, Cataluña,Madrid y La Rioja. Probablemente, una de las razones por las que la crisis ha afectado menos a las regiones más industrializadas, es que han sido más partidarias de la teoría de la ‘destrucción creativa’ de Schumpeter. Las políticas de algunas CCAA que conceden subvenciones a empresas inviables para mantener los puestos de trabajo no suelen mejorar la economía regional.¡ Sería mejor que ese dinero fuera invertido en rebajar las cuotas empresariales de la Seguridad Social, pues suponen un freno a las nuevas contrataciones.