Por Diego Coello de Portugal y Julio Pomés
La Fundación Civismo demuestra en este informe, con datos contundentes, la precaria competencia e idoneidad de los ministros nombrados por Pedro Sánchez.
Sánchez es el presidente de gobierno que ha constituido más ministerios en las últimas cuatro legislaturas y, además, con gran diferencia frente a los necesitados por Rajoy y Aznar. Este exceso sanchista se da tanto en ministerios totales como máximos, al mismo tiempo. Si tantos ministerios existen, estos debieran tener una justificación convincente, por el enorme aumento de gasto que suponen los recursos materiales y humanos requeridos. Sánchez pasó de los 18 ministros totales que tuvo Rajoy a 31, lo que supone un aumento de un 72%. Esta desproporción es todavía mayor si se tiene en cuenta que D. Mariano estuvo en el Gobierno 17 meses más que D. Pedro.
¿Y por qué tanto contraste a la hora de definir los ministerios? ¿Será por la altas preparación formativa y meritocrática de sus ministros? Por desgracia, no. La mayoría de estos nuevos ministerios, como el de Igualdad
de Irene Montero, o el de Transición Ecológica y Reto Demográfico de Teresa Ribera, están gobernados por ministras que carecen de la formación académica y profesional apropiadas, para unas carteras que administran muchos millones de euros. Además, dichos ministerios podrían entenderse como Direcciones Generales en un Ejecutivo que tuviera un número de titulares propio al tamaño de España. Lo que ha acarreado el aumento de
ministerios y ministros es un perjuicio a la utilidad de las materias de estas carteras, por el hecho de inventarse funciones que complican la vida de los ciudadanos, al entorpecer la gestión por engordar la burocracia.
El Ejecutivo de Sánchez es el que menos justificación tiene con respecto a funciones, ministros y ministerios dentro de toda la historia de la democracia española. Sánchez, en el mejor de los casos, tiene un 90% de
ministerios con sentido y en el peor, un 61%, mientras que durante el mandato de Rajoy el 100% en el mejor de los casos y un 83% en el peor.
Por otro lado, los ministros son los responsables de la ejecución de las políticas públicas y cuando hay demasiados, se querellan entre sí, para tener más poder y presupuesto. El dato más escandaloso de Sánchez es
que pasó de los 24 ministros de Rajoy a 42, lo que supone un 75% más de ministros, con el agravante que los ministerios de Sánchez eran menos justificables. Estos malos datos socialistas se perjudican todavía más, si se
tiene en cuenta que el gobierno de Sánchez duró un 22% menos de tiempo que el de Rajoy.
Si nos centramos en la formación, preparación y meritocracia profesional, los ministros de Pedro Sánchez están un 16% menos capacitados para sus funciones que los de Rajoy en términos de titulaciones académicas. Además, con Rajoy, los miembros de su Ejecutivo estaban un 36% más aptos que los de Zapatero que tuvieron tan solo 21%. Esto se entiende a la perfección durante el periodo gestión de la Covid-19, donde Pedro Sánchez nombró en Sanidad a un ministro licenciado en Filosofía y con máster en ADE, mientras que en Hacienda colocó a una licenciada en medicina y cirugía. Durante el sanchismo, la meritocracia ha brillado por su ausencia. Las oposiciones (que son necesarios en un gobierno, porque son personas que se han dedicado al sector público, caen un 24% en el actual gobierno con respecto al de Rajoy. Y respecto a los altos cargos es incluso peor, ya que la caída es del 40%.
Basándonos en el deficiente Portal de Transparencia, nuestra conclusión es que el PSOE destina más recursos en tener más ministros, los adaptan peor al puesto, tienen que rotarlos con mayor frecuencia y duran menos de media. Esto a su vez combina la mayor dificultad para llevar a cabo la agenda del Gobierno, que se ve seriamente afectada, por la descoordinación que provoca la falta de idoneidad y méritos profesionales de su Ejecutivo. Esto no solo lo sufre el votante del PSOE, lo sufre toda España de una manera injustificable, porque dilapida el dinero de todos.
