Esta semana ha habido una controversia en el cómputo de defunciones por coronavirus. La ausencia de test hizo que muchas personas con síntomas fallecieran sin diagnosticar. Entre estos casos, se encuentran los miles de ancianos que murieron en residencias o en sus casas, por la imposibilidad de ser atendidos en los hospitales.
A los políticos no les han agradado las cifras de decesos que presentaban las comunidades por superar en mucho a las que proporcionaba el Ministerio de Sanidad. Por eso, sorpresivamente, el BOE cambió la Orden SND/234/2020 de 15 de marzo que regulaba la información que las comunidades debían enviar al Gobierno. Así, este se protegía de los métodos de recuento aplicados, entre otras, por las consejerías de Sanidad de Cataluña y Madrid. La nueva disposición establecía que solo se contabilizasen los fallecimientos que se hubieran confirmado «mediante prueba diagnóstica (PCR o test rápido de anticuerpos) incluyendo sintomáticos y asintomáticos». El resto quedaban fuera.
De acuerdo a la nueva metodología del ministerio, el número de muertes en Madrid a causa de la Covid-19 era de 7.577. Por el contrario, la cifra que da esta región, que recoge a quienes no se aplicó el test pero con síntomas manifiestos, y a los casos registrados en las residencias de ancianos, eleva en 6.334 el número anterior, sumando la impresionante cantidad de 13.911 óbitos.
Otro modo de aproximarse a la realidad consiste en comparar los fallecidos por cualquier causa en el período de la actual pandemia respecto a la estimación de mortalidad esperada, obtenida a partir de la media histórica desde enero de 2008 hasta el año pasado, y calcular el aumento en términos porcentuales. El incremento que se observa es brutal y, con toda probabilidad, se puede atribuir al coronavirus.
Madrid se trata de la comunidad que ocupa el primer puesto de crecimiento de muertes, al haber pasado entre el 10 de marzo y el 11 de abril desde las esperadas 3.752 a 13.021, lo que supone un ascenso de un 247,1%. Castilla-La Mancha se encuentra en segundo lugar, siendo su media de otros años de 1.994, mientras que, entre el 14 de marzo y el 20 de abril, registró 5.865, lo que implica un 194,1% más. En Castilla y León se han incrementado desde los 2.201 esperados a los 5.426 entre el 18 de marzo y el 21 de abril, un 146,5% al alza. Por último, La Rioja ha saltado de 177 fallecidos a 392 desde el 20 de marzo hasta el 14 de abril.
La región en la que menos han crecido los decesos, con solo un 18,6% del 20 de marzo al 10 de abril, es Andalucía. Le sigue Galicia, con un 20,3% más, y la medalla de bronce se la lleva Murcia, con un 20,7%. Por ello, tiene toda la lógica que en estas comunidades acabe antes el confinamiento que en aquellas en las que la Covid-19 ha causado más daño