El estado de bienestar es un invento para tener más poder
16 de diciembre de 2012
Por admin

Hijo del fundador de Ferrovial, estuvo en Pamplona invitado por Civismo y criticó con crudeza a los políticos

Imposible encontrar una foto de Fernando del Pino y Calvo-Sotelo en Google. Textos, sí. Pero, salvo la referencia a su desvinculación en 2007 de Ferrovial, la empresa que fundó su padre en 1952, su nombre aparece casi exclusivamente ligado a los artículos que publica desde hace más de un año en el periódico económico Expansión. Me quito así la espina, porque yo quería ser escritor….. Por lo demás, privacidad total. En su primera entrevista periodística, según confesó, no permitió ni una foto; tampoco en la conferencia que impartió recientemente sobre Deuda, política, banca y otras calamidades, celebrada en Pamplona, organizada por el think tank Civismo y a la que acudieron unas 150 personas. Protege al extremo su imagen, pero no elude ninguna pregunta, ni aquéllas que tocan su lado personal. Sí se lo piensa cuando considera que algo puede comprometer a la empresa familiar. Del Pino (Madrid, 1969), el pequeño de los cinco hijos de Rafael del Pino y Moreno (fallecido en 2008), estudio empresariales en Cunef (Colegio Universitario de Estudios Financieros) en Madrid. Casado y con cuatro hijos (de 12 a 5 años), gestion, desde que abandonó el consejo y el accionariado (mantiene una mínima parte) de Ferrovial, su propio patrimonio desde su sociedad de inversión. Forma parte de la junta directiva de la Asociación Madrileña de la Empresa Familiar (AMEF).

¿Por qué dejó la empresa familiar?

Yo empecé trabajando en un banco americano, que luego fue JP Morgan. Al cabo de unos años hice la entrevista más difícil de mi vida, con mi padre, que era un hueso duro de roer. Y entré a trabajar para él en la oficina de inversión. No trabajaba en Ferrovial, yo me dedicaba a Bolsa y estuve siete años trabajando para mi padre.

¿Era su jefe su padre?

No, yo tenía un jefe. Mi padre era el jefe. El motivo de mi independencia, profesional primero, y luego, independencia patrimonial, fue que yo sentía la necesidad de ser independiente. Siempre me he sentido cómodo yendo a mi aire, siendo independiente de criterio y me di cuenta de que estaba muy cómodo donde estaba y que si no tomaba una decisión pronto, me iba a aburguesar.

¿Y eso le parecía negativo?

Veía que mi forma de ser cuadraba más con la independencia.

¿Ha conseguido evitar el aburguesamiento?

Sí, sí, sí…

¿Qué fue más difícil, la entrevista con su padre para entrar o para salir de la empresa?

Por edad, mucho más difícil la de la entrada, porque yo tenía 28 años y mi padre huía de parecer que colocaba a sus hijos por ser sus hijos. Lo que tuvo de difícil la salida es que no hubo un desencadenante claro. Mi padre se sorprendió, pero enseguida me apoyó y ayudó. Desde su columna periodística analiza la política económica.

¿Tienen razón quienes critican las medidas de austeridad porque dicen que frenan el crecimiento?

No. Es una concepción equivocada basada en la medida del PIB (Producto Interior Bruto), que es un invento al que se le ha dotado de un carácter divino.

¿Inmerecido?

Es que para el PIB todo el gasto público es crecimiento. Un euro despilfarrado por el mayor político manirroto vale lo mismo que el invertido en una nueva planta  de Inditex. Si construimos una autopista con cuatro carriles al islote de Perejil, lo consideramos crecimiento y somos más ricos; si compramos más coches oficiales, también es crecimiento. El PIB es una medida que les encanta a los políticos porque fomenta el gasto público. Así que hay que cortar más gasto público. El problema es que el gasto público es muy agradable, ver una fuente, una autopista, aunque nadie la utilice, es bonito. Pero detrás de un gasto público hay un impuesto, presente o futuro. Como las generaciones futuras no pueden votar, ¡qué más da endeudarse! Ese impuesto siempre es una sustracción de fondos del sector privado, es decir, del individuo. Y esos fondos siempre son utilizados con más eficiencia por el individuo que por el Estado.

¿Los recortes están todos justificados?

El despilfarro en el gasto público es brutal. Cuando me dicen que no se puede reducir más el gasto me pregunto si el jefe de compras encontraría partidas de despilfarro que pudieran recortarse. La creación de la burbuja produce la ficción de que nos creemos todos más ricos. No nos extrañaba que los ingresos fiscales estuvieran aumentando al 15%. Y decidieron gastar lo mismo que aumentaban los ingresos. Ahora éstos bajan pero el gasto sigue igual. Las familias, las empresas se están ajustando su gasto; el Estado, no.

¿Qué hay que hacer para salir de la crisis?

En España habría que crear un ministerio…

¿Otro?

Yo crearía el ministerio de control del gasto, de desregulación, cuyo objetivo fuera desregular España en un 90%, simplificar la legislación, reducirla, no intentar controlar cada extremo de la vida del ciudadano y de la empresa. Y habría que bajar los impuestos.

¿Pero no fue ese liberalismo, la desregulación, lo que propició la crisis?

En mi opinión, eso es un invento. La crisis tiene su origen precisamente en el sector más regulado de la economía, el financiero.Y el precio del dinero todavía sigue siendo fijado por un político. No hay solución que evite el dolor. No hay modo de que occidente vuelva a crecer a corto plazo. Pero sí se pueden plantar las semillas para que ese crecimiento llegue cuanto antes y lo más rápido posible.

¿Por qué es tan crítico con el estado del bienestar?

El estado del bienestar es un invento para lograr más poder. El poder del político depende de que exista un nivel impositivo alto y de arrogarse el poder para regular el máximo de aspectos de la vida del ciudadano. El político nos dice: Tranquilo, yo me ocupo de usted. Nos propone el mismo pacto que hizo el comunismo, tú me entregas tu libertad y a cambio yo te doy seguridad. El pueblo, al final, acabó perdiendo ambos, libertad y seguridad. El político dice a los jóvenes: Yo te quito el dinero con un impuesto que se llama seguridad social que va a servir para financiar tu pensión. Así estás ahorrando. Eso es una falacia. Realmente no se ahorra nada. Ahora el sistema de pensiones del estado de bienestar depende de la demografía. Y cuando ésta se seca, ya no entra dinero. Con la gravedad de que no tenemos un contrato, un papel firmado que nos dé derecho sobre unos ahorros de una vida. Al final, el principal objetivo del estado de bienestar es crear un ciudadano dependiente. La peor pesadilla de un político es un ciudadano independiente, libre, que pueda pensar por sí mismo. El político intenta convencer a la ciudadanía de que uno no se vale por sí solo para crear una hucha de ahorro, que necesita al Estado, para la sanidad, educación… Esto pasa porque se intenta convencer de que es gratis la educación, la sanidad, la autopista… ¿Cómo que es gratis? Nos cuesta 120.000 millones de euros en España, 7.000 euros por unidad familiar que pagamos de impuestos, a través de la deuda. Con 7.000 euros ¿quién se cree que no se puede pagar un seguro sanitario y la educación?

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