Según un estudio realizado por la NCEA (National Catholic Educational Association) desde el año 1920, la inscripción en colegios católicos en Estados Unidos aumentó constantemente hasta 1960, año a partir del cual la tendencia pasaría a ser radicalmente distinta, sufriendo descensos notables hasta hace pocos años. Sin embargo, a partir de 2022, el espectro escolar cambiaría por completo. La gestión del COVID-19 por parte de los colegios católicos en Norte América, cuya política consistía principalmente en priorizar al alumnado, daría sus frutos en menos de lo esperado. Traducido en números, la NCEA reveló un aumento de un 3,8% en la inscripción en colegios católicos a nivel nacional. Este aumento sería el primero desde hacía más de dos décadas, y el más abultado de la Asociación, además de ser un aumento precedido por el mayor descenso en inscripciones en estos colegios en cincuenta años.
Este considerable aumento en el último año supone, a su vez, una bajada tanto en el alumnado de colegios públicos como concertados. Todo ello se debe a la manera en la que los distintos colegios gestionaron la presencialidad en las aulas a lo largo de esta crisis sanitaria. Como veremos a continuación, los colegios católicos fueron los primeros en recuperar la presencialidad en las aulas, aunque manteniendo la prudencia ante las medidas de seguridad sanitaria vigentes en aquel momento. Sin embargo, los colegios públicos y concertados no supieron gestionar la presencialidad, manteniendo el modelo híbrido, o incluso anulando la asistencia a las aulas hasta fechas desproporcionadas.
Entre los alumnos K-8 (engloba estudiantes desde el jardín de infancia hasta la escuela media/intermedia/secundaria), la integración en colegios católicos ascendió en un 2,4% de 2021 a 2022, mientras que el alumnado de secundaria experimentaría un ligero descenso del 0,4%. Estos datos proporcionan un atisbo de esperanza para el crecimiento de los colegios católicos en Estados Unidos: el aumento de inscripciones se encuentra entre los alumnos de K-8, es decir, los padres están eligiendo por primera vez el lugar donde sus hijos van a ser educados, y por lo tanto estableciendo una tendencia que promete ser duradera.
Analizando la inscripción en colegios católicos por regiones en E.E.U.U.
La era del declive en colegios católicos sufrió un descenso del 6,4% en el alumnado a nivel nacional, en gran parte derivado de los devastadores efectos de la pandemia. Los cierres se concentraron principalmente en dos regiones de los Estados Unidos: Nueva Inglaterra, en la que cerraron 32 colegios, que suponen el 8,9% de su total, y los Estados pertenecientes al Mideast, en los cuales cerraron 99 colegios, conformando el 7,6% de su total. Sin embargo, ambos estados (considerando el Mideast como un gran estado) consiguieron remontar estas fuertes bajadas en 2022. En los estados del Southeast, las bajadas del 4,9% en 2020 consiguieron remontar en hasta un 4,9% en 2022, igual que en Nueva Inglaterra, donde el 6,4% de 2020 conseguiría ser eclipsado por una remontada del 5,6% en 2022.
El Mideast, sin embargo, sería el conglomerado de estados que más sufriría el intento de remontada en la inscripción del alumnado en colegios católicos. Sufriendo el cierre de 99 colegios y un descenso en la integración del 8%, solo experimentó una subida posterior del 2,1% en 2022. Particularmente en las regiones de este conglomerado, los cierres de colegios, en vez de estabilizar el sistema, aceleraron los descensos de matriculación en estos colegios, provocando mayores pérdidas año tras año.
Curiosamente, seis estados, Idaho, Nuevo Hampshire, Colorado, Nevada, Dakota del Norte y Carolina del Sur no solo no sufrieron descensos en el alumnado de sus colegios, sino que vivieron un aumento durante los años de pandemia. Esto, sumado a otros catorce estados que lograron remontar a cifras previas al COVID-19, nos hace ver que poco menos de la mitad del país tiene ahora mismo los mismos o más estudiantes en sus escuelas.
¿Qué política siguió cada estado para gestionar la pandemia, y cómo afectó a la inscripción en distintos colegios?
La gestión de la tesitura en la que se encontraron las escuelas para mitigar el COVID-19 determinaría su rumbo en los años venideros, llegando incluso a crear una tendencia que convendría cuidar durante mucho tiempo. Serían los colegios católicos los que lideraran la reapertura de escuelas en los Estados Unidos. En septiembre de 2020, el 92% de los colegios católicos ofrecía presencialidad en las aulas, frente a un 43% de colegios públicos, y un 34% de colegios concertados. Ante esta situación, muchos padres, ansiosos por recuperar la antigua normalidad en sus casas, comenzaban a realizar la transición hacia colegios católicos.
Entre los patrones más típicos de los padres norteamericanos se encuentra la crítica a los colegios a nivel nacional, contradicha por un apoyo incondicional a los colegios locales. A raíz de la gestión de la presencialidad de estos colegios, la inscripción tendió a bajar durante esos dos años. En los años pre-kindergarten, solo el 40% de los niños entre 3 y 4 años atendía a la escuela, el nivel más bajo desde hacía más de 25 años.
Previamente analizábamos la repercusión de la pandemia en distintas regiones de E.E.U.U. Tratando la gestión de la presencialidad en las aulas, cabe destacar la polémica que desató el estado de Virginia. Los colegios públicos en el Norte de Virginia fueron los últimos en abrir a presencialidad completa a nivel nacional. En febrero de 2021, tan solo un tercio del alumnado atendía a la escuela presencialmente, y en verano de 2021, el porcentaje de estudiantes relegados a la presencialidad híbrida o remota alcanzaba el 40%. Teniendo en cuenta que los colegios públicos en Virginia fueron de los más tardíos en reestablecer la presencialidad, no es paradójico afirmar que la inscripción en colegios católicos experimentó una subida muy notable en su alumnado. Los colegios católicos han sido brindados con una oportunidad de mantener sus cifras en crecimiento que no pueden menospreciar.
¿Cómo afectan los programas de elección escolar en la inscripción en colegios católicos?
La elección de los padres en cuanto a la educación que recibirán sus hijos se ve condicionada por los distintos programas gubernamentales que incitan o facilitan económicamente una opción educativa u otra. También existen estados donde estos programas directamente no existen, creando un condicionamiento subliminal en la elección de los padres. Los colegios católicos ubicados en estados donde existen programas de elección escolar vivieron una mayor estabilidad en cuanto a la integración que aquellos en los que no existen. Los colegios católicos cuyos estados promulgan más de dos programas de elección, perdieron muchos menos alumnos que aquellos colegios en estados donde no había programas destinados a la elección de colegios privados. A pesar de ello, tanto los estados que sí, como los que no promulgaban programas de elección vivieron una remontada en la integración escolar católica en 2022.
¿Cómo podemos mantener este incremento en una constante a nivel internacional?
La educación católica en conjunto debe continuar tomando medidas que favorezcan el crecimiento que han logrado experimentar en estos dos últimos años. No basta con vivir de las rentas de un shock histórico internacional, sino que es necesario mantener ese auge de generación en generación. La demanda en este ámbito ha mutado radicalmente. Es vital para estos colegios no permitir que la inercia se apodere progresivamente de los padres, volviendo a la educación pública, y convirtiendo el apogeo escolar católico en un limbo anual.
Las limitaciones que los colegios católicos sufren tanto en Estados Unidos como a nivel global son notables, y dificultan el progreso de estos, reduciendo su nicho de familias considerablemente. El significativo aumento en la repercusión de estos colegios a nivel nacional debe ser un incentivo para sobreponerse a las restricciones del gobierno. Se ha de evitar también la desintegración de los alumnos que se unieron recientemente, ya que es más fácil que el vínculo con el colegio se deshaga cuando los alumnos llevan menos tiempo en él. Se trata de fidelizar a los padres, y conseguir la constancia de cara a futuras generaciones.
Para lograr estas metas, finalmente, los colegios fieles a la religión católica han de demandar a sus gobernadores las facilidades que nunca les han sido otorgadas. Estos colegios tienen el derecho a no sufrir la marginalización encubierta por parte de los oficiales del gobierno, que destinan ayudas a colegios financiados por el Estado, procurando aislar al catolicismo en las escuelas hasta dejar que se desvanezca poco a poco. Los colegios católicos han sido brindados con un momento que no pueden dejar pasar.