Aprovecharse del trabajo ajeno y rentabilizarlo en beneficio propio es una práctica habitual de muchos políticos, Gobierno foral incluido. Hace un año, advertí sobre esta corruptela, al referirme a cómo el cuatripartito, tras poner palos en las ruedas al AVE y dilatar su puesta en marcha, al ver que PP y UPN habían desatascado el proyecto y que la Alta Velocidad resultaba ya imparable, se adjudicó el trofeo en la persona de su vicepresidente económico. Éste no tuvo ningún remilgo para sacar pecho y hacerse la foto con el ministro de Fomento, arrogándose un mérito que no le correspondía. Estos días, al faltar tan sólo medio año para las elecciones, el cuatripartito está forzando su máquina de propaganda. Vamos a ser testigos durante los próximos meses de cómo el artífice absoluto y exclusivo de los éxitos es el populismo nacionalista que manda en Navarra. Por el contrario, los fracasos innegables no los asumirán.
Entraré en materia ante tanto alarde de triunfo que nos aguarda. Conviene tener claro que la economía que genera valor de modo estable requiere con frecuencia de períodos plurianuales para rendir sus frutos. Por ejemplo, la llegada del segundo modelo de Volkswagen a Navarra, el F-Cross, ha sido factible porque hubo un gran acuerdo sindical sobre las condiciones de los trabajadores en marzo de 2016. También ayudó que, entre bastidores, el Gobierno de Yolanda Barcina facilitase todo lo que estaba en su mano. Sin embargo, cuando salga el primer coche, el político que vaya sentado dentro y que protagonice la foto será quien ustedes se imaginan. Dicho de otra manera, los grandes proyectos que hacen prosperar más a una región, a menudo los ha muñido un Ejecutivo que ya no está en el poder cuando dan resultado, por lo que el rédito se lo llevan los que vienen detrás, por mucho que no hayan tenido ni arte ni parte.
En esta línea, el Gobierno foral se pavonea últimamente de haber conseguido que Navarra presente un alto crecimiento económico, jactancia que no es cierta, dado que su único gran ‘logro’ ha sido una política fiscal que ha puesto en fuga a todo posible inversor o persona con gran patrimonio. Los autores de ese crecimiento no son los políticos, sino las multinacionales de vehículos, las de componentes de automóviles, y muchos empresarios locales y nacionales de otros sectores que han sabido mejorar la competitividad de sus compañías, para poder exportar así sus productos. Daré el dato clave que justifica esta afirmación. En mayo el incremento interanual de las exportaciones navarras se ha cifrado en un 37%, mientras que las españolas tan sólo han aumentado un 4,1%. ¿Alguien se cree que el cuatripartito tiene algo que ver con que Volkswagen ensamble este año en Landaben cerca de 290.000 vehículos, o que esta factoría sea una de las de mayor calidad del grupo?
Quiero acabar sugiriendo al Gobierno que emule a Félix Huarte, cuando se anticipó a la mentalidad rural que imperaba en nuestra tierra y consiguió que viniera la industria más avanzada de la época. En Landaben todos los vehículos que se montan tienen un motor de explosión, tecnología que en unos lustros quedará desfasada, lo que podría hundir el empleo. ¿Por qué no se adelantan y propician que el coche eléctrico tenga en Navarra las mejores condiciones para su desarrollo? Volkswagen va a invertir 25.000 millones de euros para diseñar 40 prototipos eléctricos para sus distintas marcas. Aprovechando que la planta pamplonesa tiene prestigio, ¿no se podría favorecer que parte de esa inversión viniera a Landaben? Sólo así Navarra seguirá siendo un referente en la automoción. Inténtenlo, tengan grandeza, aunque el éxito lo luzcan otros…