Dos inveterados enemigos, Estados Unidos e Irán, cocinan un acuerdo de, al parecer, trascendentales consecuencias para ellos y para la comunidad internacional. Muchos en el mundo aplauden. Sin embargo, tanto Obama como los dirigentes iraníes van a encontrar enormes problemas para “vender” el acuerdo en sus respectivos países.
Los duros entre los ayatollas temen que esto sea el principio del deshielo con el gran Imperio satánico americano al que odian, recelan que la ampliación de los contactos con Washington contamine funestamente a la población iraní, especialmente a una juventud ávida por la apertura. El búnker de Teherán es consciente de que el ciudadano se regocija con cualquier leve aproximación a Estados Unidos y los irreductibles tratarán de influir en Jhamenei, el Líder Supremo, que autorizó el acuerdo para que sea intransigente en los detalles de la implantación del mismo y descarrile el proceso. Es significativo que los clérigos persas alabaran el pasado viernes en sus sermones el documento firmado en Lausanne con los Estados Unidos y las otras potencias que negociaron, Francia, Gran Bretaña, Rusia, China y Alemania.
El presidente americano tiene también una papeleta. Los republicanos, mayoritarios en las dos Cámaras y aguijoneados por Netanyahu y el lobby judío, quieren que el tema vaya al Congreso donde podría haber más espinas que rosas. Obama multiplica sus declaraciones y despliega una verdad bastante convincente, la de las tres opciones. La primera era atacar a Irán para destruir su incipiente capacidad nuclear, nadie, sin embargo, quiere una guerra; la segunda proseguir con las sanciones que podrían a los persas en una penosa tesitura económica pero que, en su aislamiento, los acercaría más a obtener la bomba; la tercera es el acuerdo, no perfecto pero “sólido y verificable” al que se llegó hace varias noches.
Hay varios problemas que pueden estallar en la letra pequeña del convenio(¿ si Irán incumple se impondrán automáticamente las sanciones o Rusia y China remolonearan , como Con Sadam Husseim, diciendo que el Consejo de Seguridad ha de volver a discutir el tema?) pero quizás la más delicada es la de “verificable”.
Los iraníes, a cambio de se que levanten las sanciones que tiene estrangulada a su industria petrolífera y a su economía, han accedido a reducir a 5,060 sus centrifugadores lo que limitará su capacidad de enriquecer uranio y a neutralizar la planta de Arak donde produce plutonio (segundo modo de llegar a la bomba). Al parecer los inspectores internacionales podrán recorrer todas las instalaciones iraníes. No queda claro como los iraníes acabarán con el uranio enriquecido que Teherán tiene almacenado.
Los desconfiados, entre los que están el gobierno israelí y los gobiernos árabes sunitas, Arabia saudita etc… que odian la potente resurrección de Irán en la zona, arguyen que los ayatollas continuarán haciendo trampas y que lo máximo obtenido es que Irán, con el frenazo, se quede a un año de concluir la fabricación del arma nuclear.
Obama, que necesitará que los demócratas de su partido no hagan causa común con los republicanos para que estos no obtengan los dos tercios para tirar por tierra el acuerdo, persiste en que este era el único convenio posible en estos momentos. En su fuero interno debe pensar que ese año(“breakout time”) bastaría para consumar una operación contra Irán que implicaría, además, contar con la fuerza moral de que se intentó todo lo imaginable antes de iniciar un problemático conflicto.
El acuerdo, si llega a buen puerto, traerá una buena noticia para España, el petróleo no subirá.