En los últimos años, si algo ha caracterizado al Partido Socialista durante sus periodos de gobierno ha sido la difícil situación económica que ha ido ligada a sus distintas legislaturas. Desde Felipe González, pasando por José Luis Rodríguez Zapatero, así hasta llegar al actual presidente del Gobierno, el también socialista Pedro Sánchez, han sufrido el denominador común de haberse tenido que enfrentar a situaciones críticas para la economía.
Felipe González
En 1993, el ex presidente Felipe González tuvo que afrontar una gran crisis, de las peores de las últimas décadas, tras los distintos sucesos que vivió el planeta tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en Japón, así como las tensiones en los precios del petróleo originadas por la situación que se vivía durante la guerra del Golfo.
Una situación que puso al Gobierno Socialista sobre las cuerdas con la llegada de la crisis al país, provocando, incluso, la devaluación de la peseta en numerosas ocasiones, tras una situación que, además, nos llevó a liderar -al igual que ocurre ahora- el desempleo en la entonces llamada Comunidad Económica Europea.
José Luis Rodríguez Zapatero
Pero Felipe González no fue un caso aislado. Durante la legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, la economía atravesaba un momento de gloria, en el que el boom inmobiliario se había apoderado del país, así como del empleo en el mismo. Los momentos de bonanza no dejaron ver lo que se avecinaba. Mientras, el Gobierno de Zapatero seguía confiando toda su política a la demanda interna, así como a los famosos “brotes verdes” que no dejaban ver la crisis que venía a Europa y que marcaría un antes y un después en la historia de nuestro país. La mayor crisis que viviría España desde la transición democrática y que puso a la economía española, al país, así como a sus ciudadanos, contra las cuerdas.
Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en España, en 2008, el país, así como las principales economías del mundo, entraron en una situación bastante compleja. El desempleo comenzó a florecer, la economía sufría sucesivas contracciones, mientras que la incapacidad de actuación del gobierno crispaba el ambiente en el debate público. Una difícil situación a la que se tuvo que enfrentar el Gobierno socialista, la cual sigue conviviendo con los ciudadanos en el presente. Todavía podemos observar los efectos de la crisis en numerosos indicadores que no han sido capaces de recuperar los niveles previos a 2008 -como es el caso del empleo-.
Pedro Sánchez
La situación de Sánchez, aunque por ahora lejos de ser la que tuvieron que vivir sus antecesores, es también compleja. La economía española, así como la economía mundial, se encuentran inmersas en una intensa desaceleración económica que está complicando la situación al presidente. De acuerdo con las previsiones de los distintos organismos, los niveles de PIB en el país siguen moderándose con el paso de los años. Mientras, hace tan solo cuatro años, estábamos creciendo a ritmos cercanos del 3%, para el 2020 las previsiones que se arrojan sobre la economía española evidencian esa pérdida de dinamismo, que lleva a traspasar a la baja el umbral del 2%, situándonos en niveles del 1,6%.
Por otro lado, el empleo se muestra bastante afectado. Además de, como decía, no haber recuperado los niveles previos a la crisis, tampoco estamos creando empleo al ritmo que deberíamos crearlo para salir del atolladero en el que se encuentra el país. Los niveles de desempleo en el país, los cuales lideran los ranking a nivel europeo -tanto en términos generales, donde sólo nos supera Grecia; así como en términos juveniles, donde España presenta el mayor indicador-, son un gran problema.
A su vez, la pérdida de dinamismo en la creación de empleo, sumada a una desaceleración que está matando los crecimientos, con niveles del 14,2% en materia de desempleo, ponen a prueba a un presidente que no lo tendrá, para nada, fácil.
Estos retos pueden cambiar la historia del Partido Socialista o seguir ensanchando ese elenco de “fracasos” que ya han pasado a la historia de nuestro país.