Los atentados de Bruselas el pasado no sólo dejan tras de sí un daño directo todavía por calcular, sino que han surtido efectos en muchos más campos. Los economistas señalan que la erosión de la confianza que afectará a las inversiones y al turismo, mientras que el refuerzo de las medidas de seguridad puede dificultar el comercio. Asimismo, también se teme que una reacción política en cadena que avive la posibilidad del Brexit y dé alas a los movimientos populistas en Europa. Todos estos efectos podrían llevarse por delante una tercera parte del crecimiento del PIB belga, de acuerdo con los expertos consultados por EXPANSIÓN, pero también podrían impactar en la economía europea.
Los economistas calculan que el atentado tiene un coste a medio plazo y con vistas a un periodo más prolongado. En primer lugar, está el daño directo al turismo. En este sentido, cabe recordar que, tras el 13-N en Francia, la reserva de espectáculos en París bajó un 75% durante las primeras semanas. Asimismo, la facturación de los restaurantes cayó un 35% y las nuevas reservas en hoteles descendieron un 50%. A esto hay que sumar el coste en seguridad extra. Bélgica ya anunció el propio día del atentado un gasto extra de 400 millones en seguridad. Aunque esto podría suponer un impulso al PIB a corto plazo que neutralice el efecto de los atentados, también supone detraer recursos de otras áreas de la economía productiva, lo que afecta al crecimiento del PIB.
Además, los atentados podrían asestar también un golpe a las inversiones, especialmente en las áreas relacionadas con el turismo y las grandes infraestructuras. Los expertos señalan que, conforme se acrecienta la percepción de que el riesgo de un atentado es algo recurrente, en lugar de meramente puntual, también es más posible que se aplacen las inversiones. De hecho, el presidente francés, François Hollande, señaló el martes tras los atentados que “sin seguridad no habrá inversiones ni estabilidad económica”.
Por otro lado, la intensificación de controles en las fronteras supone un mayor coste para las transacciones internacionales. Si bien algunos economistas, como José Antonio Herce, de AFI, creen que los ciudadanos asumirán esos mayores costes de transacción, otros, como Javier Santacruz, del Instituto de Estudios Bursátiles, indican que la imposición de nuevas barreras daña “uno de los principios más importantes de la Unión Europea, que es la libertad de movimientos”.
“Este mayor control de las fronteras implica un mayor coste para las transacciones comerciales y para la llegada de turistas”, apunta. Con todo, hay una diferencia con los atentados del 13-N: dado que Bélgica es mucho más dependiente de Europa que a la inversa, será el país el que asuma la mayor parte de las pérdidas. “Los mayores controles afectarán a la movilidad de mercancías y personas, lo que erosiona el crecimiento. Además, el impacto en Bélgica puede ser mayor que en el caso de Francia, porque la situación se suma al bloqueo de diciembre”, añade Francisco Vidal, jefe de Análisis de Intermoney.
Golpe político a la UE
Con todo, muchos analistas creen que el golpe político a la UE puede ser mayor que el golpe económico. “La factura del 22-M es una mayor incertidumbre política, ya que deteriora el liderazgo de Merkel e inclina la balanza hacia posturas menos respetuosas con los principios de la democracia liberal y la economía de mercado” subraya Diego Sánchez de la Cruz, director del think tank Civismo.
El profesor de la Universidad San Pablo CEU Rafael Pampillón mantiene una posición muy similar, ya que advierte de que el mayor daño lo sufre la política europea. “Europa necesita unidad para combatir la crisis y luchar contra el terrorismo, pero este tipo de ataques favorecen a los lí- deres más populistas y hacen que la toma de decisiones sea cada vez más difícil”, señala.
“Los ataques a Bruselas tendrán un impacto en el futuro político de Europa. El éxito reciente del partido Alternativa para Alemania en las elecciones regionales del país solo prueba que Europa se enfrenta a un crisis de confianza que podría derivar en una nueva era de intolerancia y nacionalismo”, según explica Emmanuel Karagiannis, profesor del King’s College de Londres, a Al Jazeera. Por otra parte, Giada Giani, economista de Citigroup en Reino Unido, señala un impacto negativo en el turismo que puede hacer que el PIB belga caiga un 0,1% en el segundo trimestre. Además, los atentados añaden presión por la posibilidad de que se repitan. “Mirando al verano, hay un creciente preocupación sobre la Eurocopa de fútbol que acogerá Francia entre el 10 de junio y el 10 de julio”, indica.
Los analistas de CaixaBank van un paso más allá y consideran que los asesinatos pueden ser muy negativos para el sector turístico a escala europea en particular, al afectar de forma directa a la confianza económica de la eurozona. Según datos de Bloomberg, los ataques del pasado noviembre en París provocaron una caída del 19% de los ingresos de los hoteles parisinos en diciembre, con una rebaja de la ocupación del 20%.
Además, Bloomberg también apunta que aerolíneas como United American, Delta, Air Canada, Lufthansa, Air France, IAG y Turkish podrían verse fuertemente afectadas en sus ingresos, ya que creen que el problema del terrorismo reducirá la demanda de viajes desde Norteamérica hacia Europa. Esto supondrá un duro golpe para la fundamental temporada de verano. También esperan una caída de la demanda de viajeros desde Asia.