Las recurrentes discusiones sobre la “desigualdad” que han dominado el debate económico a lo largo de los últimos años suelen concluir con llamados generalizados a aumentar la presión fiscal y las políticas de redistribución de la renta.
Lo que no se suele proponer en estos debates es un repliegue de las medidas políticas que contribuyen a aumentar la “desigualdad”. Y es que, por lo general, la discusión sobre las diferencias salariales viene de la mano de un objetivo claro: el de reforzar el grado de intervención del Estado en la economía.
Regulación y desigualdad
No obstante, cada vez hay más informes que ponen de manifiesto el vínculo entre la “desigualdad” de ingresos y determinadas medidas de política económica. Por ejemplo, el Mercatus Center acaba de presentar un estudio en el que concluye que cada punto de aumento en los requisitos de las Administraciones para abrir un negocio de manera legal está asociado con una subida del 1,5% en el coeficiente Gini, que mide las diferencias salariales entre la población.
Fiscalidad directa y desigualdad
Otro punto sobre el que conviene llamar la atención es el de la incidencia de los costes fiscales del trabajo en las diferencias salariales. BBVAResearch ha analizado esta cuestión y ha concluido que los países de menos “desigualdad” tienen también un menor peso de las cotizaciones sociales en comparación con la presión fiscal indirecta.
Otros factores
Hay otros aspectos que también influyen en la “desigualdad”. Por ejemplo,como explica el think tank Civismo, “analizando los datos del INE vemos tres datos destacables: primero, los funcionarios y trabajadores de empresas públicas cobran un 46% más que los empleados del sector privado; segundo, los licenciados universitarios cobran un 83% más que quienes tienen solamente la educación primaria; tercero, quienes trabajan en empresas grandes ganan un 91% más que aquellos que están ocupados en sociedades de menos de diez trabajadores”.
De estas tres claves se desprenden tres conclusiones en clave política:
- Fijar sueldos más altos en el sector público contribuye a aumentar la brecha salarial.
- Descuidar el sistema educativo y permitir que importantes segmentos de la población tengan bajos niveles de preparación genera importantes desajustes en la remuneración de los trabajadores.
- Complicar el crecimiento empresarial con leyes que fragmentan el mercado único y reglas que encarecen el desarrollo de las compañías influye en la subida de la “desigualdad”.
Pero la cosa no acaba aquí. También hay quienes subrayan la incidencia de la política monetaria en la “desigualdad”. Lo vemos, por ejemplo, en EEUU, donde la riqueza nacional controlada por los hogares más privilegiados ha aumentado en los últimos años. En gran medida hablamos de una mejoría ligada a las subidas de la Bolsa… y, como muestra la siguiente gráfica, existe una clara correlación entre las políticas de expansión cuantitativa de la FED y la evolución del S&P 500.
Por último, es importante analizar la ineficiencia en el gasto públicocomo otro aspecto que influye en las cifras de la “desigualdad”. Y es que, si comparamos las diferencias salariales antes y después de impuestos, nos encontramos con que España pasa de ser un país con menos desigualdad que la media europea a colocarse por encima del promedio comunitario.