Pareciera ser que el objetivo de nuestro Gobierno no es otro que el de batir récords. Se propone firmemente superarse día tras día, y ciertamente lo está consiguiendo.
El principal titular de la semana -como no puede ser de otra manera- ha sido el dato provisional del Instituto Nacional de Estadística (INE) acerca de la subida de la inflación hasta el 9,8 %. De confirmarse el dato, el día 13 de abril, supondría un aumento de 2,2 puntos en su tasa anual respecto del mes de febrero de este año, en el que el Índice de Precios al Consumo (IPC) se situaba en el 7,6 %.
Esta variación interanual de 2,2 puntos en un solo mes llevaba sin superarse 45 años, lo que nos hace remontarnos a los años de la transición.
El valor del IPC para este mes de marzo es el más elevado desde mayo de 1985. Ello implica que desde hace 37 años no se ha recogido un dato superior. Este dato alarmantemente elevado tiene como causa una subida generalizada de los precios de todos los productos pero, como puede comprobarse fácilmente en las cartelerías de las gasolineras y en el extracto de la factura de la luz, el precio aterrador de la gasolina y de la electricidad son los principales factores que inciden en el valor actual del IPC.
Sin embargo, no sólo la inflación subyacente sube, porque también los alimentos, bien básico por naturaleza, experimentan un fuerte incremento.
Recuérdese que cuánto más elevados sean los precios, mayor será la recaudación del Estado, puesto que los impuestos indirectos que gravan el consumo –como el IVA– se determinan aplicando un porcentaje al precio final del producto de que se trate.
Ante esta situación, el Gobierno de la nación, en lugar de tomar soluciones urgentes y eficaces para conseguir ayudar a la ciudadanía a través de –por ejemplo– una bajada generalizada de la presión fiscal, se ocupa en “echar balones” fuera culpando a otros.
En este sentido, el Ministerio de Asuntos Económicos sostiene que esta subida generalizada de los precios se debe en un 73 % al impacto que está teniendo en España la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Por su parte, el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llegado a reconocer que estamos ante un mal dato, pero su humildad no se ha derrochado en cantidad, puesto que ha sacado pecho de su gestión y cree que con el plan de choque que ha aprobado el Gobierno se va a reducir en el plazo de tres meses la tasa de inflación.
A medida que avance el tiempo tendremos ocasión de ir viendo si esas medidas son eficaces –o no–. El futuro es incierto, pero el pasado no. Y tomando el pasado como referencia solo puede afirmase, según se señaló ab initio, que el Gobierno de España no para de batir récords, sus propios récords y –precisamente– esos récords no son positivos para la ciudadanía. Tal vez para el gabinete de Pedro Sánchez sí que lo sean y de ahí su afán por superarlos constantemente…