Los últimos datos de empleo que ofrece la Encuesta de Población Activa son los últimos de la legislatura, y ofrecen una excelente oportunidad para hacer un balance de la gestión del actual Ejecutivo. En primer lugar, el empleo todavía sigue por debajo de los niveles del verano de 2011, pero empieza a repuntar con fuerza, hasta el punto de que, si mantuviera su progresión actual, el mercado laboral podría alcanzar los 20,4 millones de ocupados en 2019, acercándose a los ré- cords previos a la crisis. Sin embargo, no todas las comunidades autónomas se han comportado en los mismos términos.
En primer lugar, están aquellas que han vivido una intensa creación de empleo en el último año y que, además, se sitúan por encima de los niveles de la legislatura. Se trata de Canarias, la Comunidad Valenciana y Baleares. Ésta última tiene, además, un 8,7% más de empleo que en 2011, una cifra muy notable. En segundo lugar, aquellas regiones que han conseguido despegar en los últimos ejercicios, pero que todavía no han alcanzado los niveles de empleo de hace cuatro años, aunque están cerca de esas cifras: Andalucía, Aragón y Madrid. Las tres se encuentran por encima de la mediana en cuanto a la creación de empleo en 2015 y en lo referente a la evolución 2011-2015, pero tienen que mejorar.
En tercer lugar, La Rioja y Murcia no se encuentran muy por debajo de los niveles previos a la legislatura de Rajoy, pero tampoco han conseguido una fuerte creación de empleo en el último ejercicio. De hecho, ambas muestran un avance de apenas una tercera y una cuarta parte de la media española. En cambio, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Galicia han vivido una fuerte creación de empleo este ejercicio, pero todavía tienen mucho camino por recorrer y necesitarían dos o tres años como éste para volver a alcanzar los registros de 2011.
Finalmente, quedan aquellas comunidades que no sólo se han quedado rezagadas en el último año, sino que han sufrido un fuerte descalabro a lo largo del periodo completo. Se trata de País Vasco, Navarra, Cantabria, Asturias, Extremadura y Catalu- ña. El que varias de estas comunidades estén entre las que tienen un mayor peso industrial (Cataluña y País Vasco sobre todo) plantea dudas sobre hasta qué punto funciona la reforma laboral, que se supone debería dar cierta estabilidad al sector manufacturero.
Sin embargo, también hay otro aspecto a tener en cuenta: casi todas estas regiones han estado en manos de gobiernos que no eran del Partido Popular, o de coaliciones incómodas, que han tratado de retrasar y dinamitar las tímidas reformas del Gobierno central sólo para boicotear su área de influencia. Todo ello no sólo ha reducido la eficiencia de leyes como la de Unidad de Mercado, sino que también ha generado una sensación de incertidumbre entre las empresas, que han minimizado la contratación a la espera de una mayor seguridad. El color político de un gobierno resulta importante cuando antepone a los intereses de sus ciudadanos los de su partido.