Yo diría que no, no es un bochorno ni algo con escasos precedentes, hay numerosos, y es lo que he venido respondiendo a los periodistas que me han preguntado estos días.
Colocar a políticos en Embajadas, cuando la práctica se extiende, no es algo recomendable ni que nos entusiasme a los diplomáticos. Creemos que nuestra carrera cuenta con excelentes profesionales. Resulta, sin embargo, que el actual gobierno ha hecho poco uso de esa práctica, sólo hay dos o tres Embajadores «políticos» de un total de 104 o 105. En otras épocas ha habido bastantes más. Uno, diplomático o no, puede rasgarse las vestiduras por el intrusismo de los políticos pero parece raro que nos las rasguemos ahora y no en otras ocasiones infinitamente más llamativas.
Que Rajoy haya decidido darle una salida cómoda a Wert después de la política ingrata que el Ministro ha desarrollado por instrucciones del gobierno puede resultar discutible, tan discutible como mandar al Senado a los políticos que se han quemado o con los que no se sabe que hacer. Ahora bien, apuntar que Wert no está capacitado para ocupar la Embajada en la OCDE es poco serio, una broma, seguro que le sobra capacidad para ello. Argumentar que nuestra política exterior puede experimentar algún quebranto o que los contactos con la OCDE pueden sufrir sensiblemente por que el nuevo gobierno en diciembre, si hay cambio de color, pueda cesar a Wert tampoco se tiene mucho de pie. La OCDE no es precisamente una plaza de primera categoría, a Wert no lo mandan a nuestra Embajada en París ante el gobierno francés, la importante, sino a una Embajada ante un organismo internacional que tiene la sede en Paris.
Argumentar que va ganar unos miles de euros a costa del contribuyente y que tiene una residencia pagada por el Estado es otra forma barata de hacer demagogia. Todos los Embajadores, de todos los países, tienen sueldos dignos y residencia costeada por el Estado. Es igual que estén en Paris, que en Quito, que en Mauritania.
Entre las reacciones por el nombramiento la más graciosa es la de un portavoz socialista que ha calificado el nombramiento de Wert de «cacicada». Los asesores de Pedro Sánchez deberían hacer ejercicios de memoria porque la tienen muy flaca. Hace días le hicieron decir a su líder que si llegaba a la Moncloa iba a aprobar unas medidas penales que ya se aprobaron en las Cortes no hace mucho, por lo tanto que son ley. Ahora tachan de cacicada el nombramiento de un político para una Embajada. Flaca memoria de nuevo. Zapatero ha sido el presidente que colocó a más políticos en Embajadas y en la época de Felipe González, a cuyas órdenes yo serví con orgullo, hubo Embajadores políticos nada menos que en las Embajadas en Paris, la buena, en Bonn (ahora Berlín), en Washington, en Roma y en Lisboa. Todas plazas de primera categoría especial. Me dejo alguna en el tintero.
No se entiende cómo ahora lo de Wert es una «cacicada», algo bochornoso, y los nombramientos de entonces en las misiones diplomáticas mencionadas, de muchísimo mayor calado y peso que la de la OCDE, fueran algo totalmente normal y encomiable y que no admitía ningún rechinar de dientes.
Es lógico que Wert haya pedido esa misión por razones de reagrupación familiar pero en cuanto a la importancia del puesto puedo asegurar que si yo hubiera sido ministro, o si cuando cesé como Secretario de Estado, el gobierno del momento para el que había trabajado fielmente en ese cargo de responsabilidad me hubiera sólo ofrecido la Embajada en la OCDE habría pensado que me «penalizaban» por alguna metedura de pata clamorosa o que me estaban insultando.