Una veintena de expertos internacionales se reunieron el 17 de junio en Madrid para debatir sobre los aspectos más candentes de nuestra economía. La sostenibilidad del euro guió la mayor parte del congreso, que fue clausurado por el Secretario de Estado de la UE, Íñigo Méndez de Vigo. Defendió las medidas de austeridad propuestas por Europa, aunque reconoció que no eran las únicas reformas que había que realizar, aludiendo a las estructurales, que “aún no se han llevado a cabo”. Más de un centenar de asistentes se interesaron por las reflexiones de los ponentes internacionales que incidieron en la diversidad de Europa para argumentar que el euro como moneda única, ya no tiene sentido. La tendencia de “armonizar a la baja, al nivel de Grecia”, en palabras de Barbara Kolm (directora del Austrian Economics Center) hace que Europa, en su conjunto, no tenga el suficiente nivel como para competir con otros países más potentes, como es el caso de EE.UU.
Más Europa Vs. Menos Europa
Pedro Schwartz fue el encargado de introducir la primera ponencia sobre Europa. Destacó que los gobiernos son voraces y más teniendo el Estado de Bienestar como excusa. De ahí, la importancia de una moneda dura y fuerte que permita a los ciudadanos exigirles transparencia. Schwartz considera que el euro no desaparecerá porque “los bancos y gobiernos harán lo posible por mantenerlo”. La senda que hay que seguir, según el profesor, está en la competencia en impuestos, en leyes fiscales y laborales, en el modo de llevar el Estado. Intentar que haya uniformidad Europea no tiene lógica.
“Si un empresario se equivoca en una inversión, está en la cárcel o fuera de los mercados y esto no ocurre con los políticos”, sentenció Barbara Kolm, quien añadió que el porcentaje del gasto público está por encima del promedio del 50 por ciento. “Gran gobierno, gran problema”, aseguró. La directora del Austrian Economics Center además defendió la bajada de impuestos: “si subimos los impuestos, no conseguiremos crecimiento económico. El aumento de la carga fiscal nunca es una buena solución”.
En este sentido, Juan Pina, presidente del Partido de la Libertad Individual, consideró que la única forma de reducir el Estado y la carga fiscal no es sino mediante la acción política: “los liberales clásicos debemos organizarnos de alguna manera si queremos modificar la deriva que ha tomado el proyecto europeo”, defendió. Pina concluyó que “una Europa más libre es la solución”.
Francisco Cabrillo, por su parte, destacó que una mayor centralización de la UE es “ineficiente y contraproducente”. Al mismo tiempo que la Comisión Europea y el Parlamento Europeo ganan más poder, los ciudadanos pierden interés en estas instituciones. Cabrillo finalizó su ponencia defendiendo un aumento de la capacidad de decisión de los estados miembro.
Más regulación Vs. Menos Regulación
María Blanco admitió la necesidad de unas normas que regulen el mercado, así como leyes para convivir, aunque a veces se establecen para conseguir determinados fines, como la competencia perfecta. Esto supone un problema porque, cuando se contrastan con la realidad, no coinciden. Así, “requerimos de un regulador que aproxime los fines reales a los que la autoridad se ha propuesto”, comentó. Sin embargo, esos moderadores no están solo para regular sino también para perseguir sus propios intereses. Esto no debería ser así. Las instituciones deberían facilitar el uso de la información y permitir que cada uno coordinase sus propios fines.
Enrico Colombatto, Director del Center of Economic Research en Turín, culpó a los gobiernos de habernos llevado a meter nuestro dinero en sitios equivocados, como los bonos del Estado, prometiendo luego devolverlo sin problemas. De ahí surgió la burbuja de España e Irlanda. A través de los impuestos, los gobiernos se hicieron con el dinero de los contribuyentes y transfirieron esos ahorros al consumo: “El gasto público es principalmente consumo” aseguró y concluyó diciendo: “Se ha vendido la regulación como una garantía pero es un gran engaño”.
Lorenzo Montanari (Americans for Tax Reform) arrojó algo de luz al oscuro panorama económico europeo e hizo alusión al tratado de libre comercio entre EE.UU y Europa. De aprobarse, al reducir las barreras no arancelarias, llevaría a crear hasta 7 millones de puestos de trabajo y permitiría incrementar el PIB en un 3 por ciento.
“En agricultura, hay más funcionarios que agricultores”, bromeó Alexandre Pierron Darbonne. Defendió una mayor libertad para los empresarios y una menor regulación. “Desde las Administraciones nos dicen incluso qué tenemos que investigar, ya no sólo regular”, comentó Pierron Darbonne, “algo que nosotros sabemos hacer mejor porque es nuestro negocio”, comentó. El CEO de Planasa concluyó diciendo que la regulación debería basarse en principios más generales y dejarse de normativas “inútiles”.
Estado de Bienestar Vs. Oportunidades
Joaquín Trigo, director del Instituto de Estudios Económicos, no quiso decantarse por el Estado de Bienestar o las oportunidades sino que defendió la existencia de ambos. En este sentido, defendió que “el Estado no es mejor por ser mayor. Al contrario”. En España, el ámbito del sector público es muy amplio. A los alemanes les sorprende que siendo nuestro país menos poblado, tenga más ayuntamientos y comunidades autónomas. “Ni la cantidad de recursos ni la dimensión garantizan la calidad”, aseguró Trigo.
Brenda Pejovich comparó los estados de Texas, que tiene menos regulación, impuestos más bajos y menores costes energéticos, y California, donde el coste de la energía eléctrica se duplica por sufrir una mayor regulación sobre este sector. La empresaria norteamericana además destacó que a pesar de que el salario mínimo en California es de 8 dólares, superior al 7,25 de Texas, la tasa de desempleo duplica a la de Texas.
En este sentido, Ignacio Arellano se mostró de acuerdo con Pejovich, asegurando que el salario mínimo interprofesional es contraproducente porque “la productividad que aporta un joven a una empresa es muy pequeña. Supone una traba para la contratación”. “Debemos acabar con la economía subsidiada y con el mito de la protección, puesto que al final acaba haciendo lo contrario de lo que se había pensado”, aseguró. Con respecto a la educación, Arellano indicó que el 23 por ciento de los jóvenes estudian cuestiones que no tienen relación con la demanda real de empleo. “Hay que cambiar la mentalidad respecto a la vocación y la movilidad y la crisis está ayudando a que ese cambio se produzca. Así, el trabajo habrá que ir a buscarlo donde esté, no dónde queramos que esté”, concluyó.
Antonio Oporto del Olmo destacó la libertad y la responsabilidad como valores que hay que regenerar si queremos que la economía salga a flote. Además, defendió la necesidad de establecer un consenso para determinar el tamaño del Estado, para poder llegar a los niveles, por ejemplo, de Nueva Zelanda donde el sector público supone un 25 por ciento. El tejido empresarial en España, en su opinión, también debe cambiar y la gran asignatura pendiente es la promoción de las medianas empresas.