A falta de menos de diez meses para las presidenciales de Estados Unidos y a diez días de la primaria inicial que tiene lugar en el pintoresco estado, políticamente hablando, de Iowa los sondeos estadounidenses ofrecen unas cifras chocantes.
En el campo demócrata Hillary Clinton sigue destacada con una ventaja de unos 14 puntos a nivel nacional de su más cercano rival el senador Sanders situado a su izquierda. Sin embargo en las dos primarias iniciales, la de Iowa del día y la de New Hampshire, que servirán para descabalgar a otros candidatos demócratas, la diferencia no es tanta. En uno de esos estados podría ganar Sanders al que la gente ve como más accesible y más humanizado que la señora Clinton y al que se ve menos casado con Wall Street y las grandes compañías. Esto último en Estados Unidos no es un pecado de lesa majestad como aquí pero con todo, el hecho de parecer como más independiente en el momento en que ha crecido la desigualdad y ser un político poco convencional ha atraído a más de un votante. El equipo de Clinton refuerza su apostolado y su desembolso en Iowa porque no quiere tener una sorpresa como la de hace 8 años, Hillary era la favorita pero el caballo de Obama le pasó por la izquierda, ella perdió en Iowa y, aunque siguió con fuerza y recursos en la carrera, al final sucumbió ante la esperanza de color.
En la arena del partido republicano, las cosas también ofrecen paradojas. El “ostentoreo” Trump sigue llenando anfiteatros obteniendo grandes audiencias en los debates televisivos en que participa. Las cámaras por esto, pensando en los índices de audiencia, no lo abandonan. Sin pelos en la lengua dice cosas ocurrentes e incluso inventa o tergiversa hechos sin el menor pudor. A los votantes republicanos no parece importarles. En la encuesta sobre intención de voto a escala nacional continúa sacando 13 puntos a su más inmediato contendiente republicano, Cruz. Incluso en Iowa, donde iba levemente retrasado, ya le aventaja en un punto. En New Hampshire arrasa a su rival en los sondeos, 18 puntos de ventaja.
Sin embargo, si tenemos en cuenta el momento de la verdad, es decir el del enfrentamiento entre el aspirante republicano y el demócrata en el día mágico del 8 de Noviembre, fecha de la elección presidencial, las cifras varían sensiblemente: Hillary Clinton derrotaría a Trump en la elección presidencial con 2´5 puntos de ventaja.
Sin embargo, aquí está la aparente paradoja, la señora Clinton perdería la elección hoy ante otros candidatos republicanos. Con Cruz por 0´6 puntos y con Rubio más claramente, por 2´3.
La pelota está, pues, en el tejado del votante republicano.