Finalmente el Gobierno da un paso hacia las medidas de estímulo. “El Ejecutivo lleva ya dos años y medio de reformas. Toca hacer política electoralista. Son las mejores medidas posibles si no se quiere molestar a nadie, pero no son medidas estructurales”, critíca Julio Pomés, presidente del Think tank “Civismo”.
El anterior precedente, a éste tipo de medidas, ocurrió en 2008 cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero todavía no reconocía públicamente la crisis inminente. El Ejecutivo socialista inyectó primero 7.836 millones y después 5.000 millones más. Dinero que no sirvió para frenar la sangría del paro.
“Se parecen en que son medidas para hacer frente a la crisis pero su contenido es diferente. El Plan E de Zapatero utilizaba una buena parte de sus recursos a través de los ayuntamientos. Y el plan de Rajoy canaliza los recursos a través de empresas y familias, aunque también lo hace en colaboración con las Comunidades Autónomas en materia de eficiencia energética”, explica el Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, José María Mella.
“Afortunadamente no tiene nada que ver con el Plan E, que era una aberración. Éste, está muy bien orientado, mientras que con el Plan de 2008, el dinero se empleó en hacer cosas que no eran necesarias, simplemente para mantener la actividad. Después no hubo calado”, apunta Pomés. “Convendría utilizar los recursos aprendiendo lo que se hizo mal en el Plan E. Habrá que reflexionar qué proyectos se financian. No hacerlo de manera precipitada y en planes de dudosa utilidad y rentabilidad”, avisa Mella.
En sintonía con el BCE
“El Plan E se diseñó con poco criterio. Buscaba mantener actividad económica sin ningún objetivo claro a largo plazo. El de hoy, traza unos caminos más claros en infraestructuras, vehículos… toca muchas teclas. Aquello era simplemente inyectar dinero y se hizo un mal uso de ello” apunta el economista Ángel Hermosilla del Consejo de Economistas. “Creo que suficiente no va a ser pero es un plan que complementa las medidas anunciadas por el Banco Central Europeo”, añade el economista.
Según Hermosilla, “intenta empujar al sistema financiero para que introduzca dinero en la economía. Inyectar liquidez es importante, si lo completamos. Esto es una primera fase”, asegura.
Así el plan de crecimiento, articulado con un aumento de la concesión de créditos ICO, se sincroniza perfectamente con las decisiones anunciadas ayer por el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.
Esta mañana, en una entrevista en Radio Nacional, el consejero del Banco de España y catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, Guillem López Casasnovas, ha afirmaba que el impacto del BCE en la concesión de créditos a empresas será “inmediato”, aunque matizaba que la inyección de liquidez de 400.000 millones de euros dependerá “de la operativa que se dé”. En todo caso, subrayado que las medidas del BCE tendrán un impacto diferente en cada país, y que en España las entidades financieras están “muy en guardia y “muy temerosas” a la hora de dar crédito con “tanta morosidad”.