Corbyn, el podemita británico: el mejor regalo que Cameron podía imaginar
14 de septiembre de 2015
Por admin

Nunca en mi vida he visto más euforia ante la nominación de un candidato laborista… entre los conservadores.

Reino Unido ha creado en los últimos cuatro años más empleo que toda la Unión Europea junta, y gasta en políticas activas de empleo menos de la mitad –con respecto al PIB- que la mayoría de países europeos.

El país lidera el crecimiento de las naciones más industrializadas del  G7, con un 4,5%, y el paro se encuentra por debajo de la tasa natural de desempleo, en un 5,6%. A todos los efectos, y considerando que es un país receptor neto de decenas de miles de inmigrantes, pleno empleo.

Como país de PYMEs, donde la meritocracia y el éxito se valoran, aparece Corbyn, que durante 30 años solo ha vivido del sector público y de quejarse de todo

Las dos grandes debilidades de la economía británica son el alto déficit comercial y fiscal.

Ante un escenario como éste, no podía ser más lógico que el partido laborista escogiera a un defensor de la política desnortada de tirar de la chequera en blanco. Como país de pymes, donde la meritocracia y el éxito se valoran, aparece un señor, Jeremy Corbyn, que durante 30 años solo ha vivido del sector público y de quejarse de todo, y pone como “solución”… Tirar aún más de déficit.

No es una sorpresa, por tanto, que ya sean ocho los miembros del gabinete laborista hayan dimitido ante la elección de un líder laborista que propone algunas de las políticas más trasnochadas y fallidas de la historia. A saber, volver a tirar de subir impuestos, endeudar al estado –el señor Corbyn dice que el estado gasta poco, con un actual 44,4% del PIB- y penalizar la actividad privada creando el mayor privilegio estatal jamás diseñado. El QE (quantitative easing) “popular”.

Ya nos hemos acostumbrado a las sandeces de soluciones mágicas de los populistas. Tsipras y su órdago sin cartas, Iglesias y su impago con aumento del límite de déficit, o Le Pen y sus nacionalizaciones. Pero faltaba uno que presentase la tontería monumental.

¿QUÉ ES EL QE POPULAR Y POR QUÉ ES UNA LOCURA?

Recuerden, antes de decir nada, que siempre he criticado el estímulo monetario por ser un incentivo perverso que perpetúa las ineficiencias y alienta a tomar deuda y riesgo excesivo. Pero cuando digan que Reino Unido también ha aumentado la masa monetaria de manera agresiva, y es cierto, parte de dos premisas: la independencia del banco central como pilar central de la política monetaria, y la esterilización de las compras de activos (es decir, que lo que se compra se va vendiendo). El balance del Banco de Inglaterra se ha mantenido estable desde 2012 coincidiendo con el mayor crecimiento de la economía y está por debajo del 25% del PIB.

No olvidemos tampoco que la brutal expansión del balance del Banco Central de Inglaterra coincidió con un gobierno laborista, que estaba feliz con la idea.

La brutal expansión del balance del Banco Central de Inglaterra coincidió con un gobierno laborista, que estaba feliz con la idea

Pues bien, yendo al “QE Popular”. Supone que el banco central pierda su ya cuestionada independencia y directamente se convierta en una agencia gubernamental que imprima moneda cuando el gobierno quiera, pero ese aumento de masa monetaria no se convierta en parte del mecanismo de transmisión que llegue a todas las partes de la economía, sino que el nuevo dinero solo sea para el gobierno, con el Banco de Inglaterra comprando deuda de un “Banco Público de Inversiones”.

El error del QE Popular es que parte de la base, correcta, de que la expansión monetaria como la conocemos hoy no funciona, pero en vez de entender que imprimir moneda es simplemente una transferencia injusta de renta de los ahorradores y eficientes a los endeudados, parte de que el QE no es el problema, sino el mecanismo de reparto del “gas de la risa monetario”.

El primer problema es evidente. El Banco de Inglaterra crearía dinero que se utilizaría para elefantes blancos, proyectos tipo Plan E y ciudad del circo, y, al contar el banco público de inversiones con financiación ilimitada, el riesgo de irresponsabilidad en el gasto es claro. En un país donde los ciudadanos son muy conscientes del despilfarro público en infraestructuras, no es cualquier cosa.

El segundo problema es que las deudas crecientes del banco público de inversiones utilizadas en proyectos sin rentabilidad, y por lo tanto, sus potenciales pérdidas, se cubren sea como sea con impuestos, ya que el capital de dicho banco lo pone el Estado.

El tercer problema es que la inflación creada por esos proyectos la paga el de siempre. El ciudadano que no se beneficia de esa expansión de gasto “indeterminada” (palabras de Corbyn). Subidas de impuestos, mayor coste de vida y, sobre todo, destrucción de una gran parte del tejido empresarial británico porque el Estado acapara con aún mayor crédito privilegiado mayores sectores de la economía.

Subidas de impuestos, mayor coste de vida y, sobre todo, destrucción de una gran parte del tejido empresarial británico que acapara el Estado

El cuarto problema es que esta idiotez ya se ha hecho en el pasado. Es el modelo argentino de Fernández de Kirchner y su ministro Kiciloff disfrazado con términos anglosajones, un modelo que solo ha creado hiperinflación y estanflación, como comentábamos aquí, es el modelo chino que cada día nos da más sustos y es el error llevado a cabo por Brasil. Todos ellos los hemos comentado en detalle en ésta columna. Es el modelo de los Assignats de la Revolución Francesa. Pensar que el Estado puede decidir la cantidad de dinero y gastarlo en lo que quiera sin consecuencias sobre el resto.

El problema, al final, siempre es el mismo, los aristócratas del gasto público, que jamás han creado una empresa ni contratado a nadie con sus ahorros y esfuerzo, siempre piensan que interviniendo sobre la creación de dinero y la economía van a salvarlo todo.

¿Lo sabe Corbyn y su equipo? A Corbyn le da igual, porque para él el Estado es infalible y se le excusa todo. Pero su equipo ha salido a defender la idea diciendo que “es diferente”. El socialismo tiene un historial de fracasos tan brutal que solo un grupo de pseudointelectuales puede ignorarlo y decir que ellos lo van a hacer distinto.

Si Corbyn implementa su “Plan Kiciloff con Té y Pastas”, como yo lo llamo, algún votante seguirá defendiendo imprimir moneda como locos y, de camino a casa, mientras se pregunta por qué no llega a fin de mes y por qué le suben los impuestos, le echará a la culpa a “lorricos” y se irá a dormir plácidamente, con la tranquilidad que da saber que un señor que jamás ha creado riqueza le dice que no se preocupe, que él lo controla todo.

Si sigue prometiendo estas cosas, Corbyn va a hacer que haya gobierno conservador hasta 2020.

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