Más de 87.000 familias -unas 270.000 personas– ocupan viviendas de manera ilegal en España, según el estudio ‘La ocupación ilegal: realidad social, urbana y económica’, elaborado por el Institut Cerdà, que considera que los inmuebles con pisos ocupados pierden entre un 40 y un 60% de su valor. De éstas, alrededor de un 80% (o incluso más) de estos pisos pertenecen a entidades financieras. Es decir, que al menos 70.000 inmuebles del parque controlado por los bancos están habitados de forma irregular.
Por ello, cada vez son más las compañías que deciden recurrir a las llamadas puertas ‘antiokupa’, que se instalan delante de las originales para dificultar el asalto a la vivienda por la fuerza. No son aptas para momentos en los que la familia está residiendo porque no tienen ni mirilla, ni pomo y se abren hacia fuera. Si el propietario lo desea, pueden acoplar un detector de movimiento y sonido que enviará una alerta si alguien intenta manipular la puerta.
Desde la empresa explican que antes, la única solución que había era tapiar la puerta, “pero con este tipo de puertas los dueños pueden acceder fácilmente a su vivienda después de haberla tenido deshabitada”. Curiosamente, los principales clientes de este tipo de servicios, cerca del 80%, son los institucionales como la Sareb o el IVIMA, y los fondos de inversión, aunque este año ha crecido un 10% el número de particulares.
La razón de esta fiebre por la seguridad es el aumento del número de viviendas que se han okupado en los últimos años por la crisis. Ni el Ivima (con un parque de unas 20.000 viviendas) ni la EMVS (5.000) ofrecen datos de okupación “para evitar el efecto llamada“, aunque reconocen que ha habido un incremento.
En cuanto a los bancos, Bankia es de los más afectados: tiene contabilizadas cerca de 5.000 viviendas con inquilinos en situación irregular. Banco Popular, por su parte, registra unos 1.635 inmuebles en esta situación.
“Cuando una vivienda se queda vacía se suele colocar una puerta blindada para evitar la okupación mientras se realizan las obras de acondicionamiento necesarias. A su finalización, se vuelve a colocar la puerta original”, explican desde Ivima.
1.000 euros por puerta
STM Seguridad Integrada es el mayor fabricante español e inventor de estas puertas especialmente diseñadas para evitar que un intruso entre en una vivienda deshabitada, aunque debido a la demanda cada vez están surgiendo más empresas especializadas en este tipo de medidas de seguridad. La empresa barcelonesa produce unas 1.500 puertas ‘antiokupa’ al mes y este verano prevén duplicar cifras.
El precio medio en todas las compañía ronda los 1.000 euros, montaje incluido, pero se pueden alquilar por 2,5 euros al día. En contraposición, desokupar una vivienda cuesta una media de 38.600 euros, debido, fundamentalmente, a la lentitud de sistema judicial español que hace que expulsar a un okupa sea prácticamente una misión imposible.
Miedo a volver de vacaciones sin casa
No son solo las entidades financieras quieren hacen uso de este producto. Puertas Gómez, una pequeña empresa situada en el sur de Madrid, explica que, desde que comenzaron a ofertar el producto hace unos seis meses, unos 50 particulares al mes se han puesto en contacto para informarse sobre el mismo. “Estamos vendiendo unas 30 puertas ‘antiokupa’ al mes. Poco a poco se nota que la gente, que hace un par de años no podía irse de vacaciones, están volviendo a salir. Después de haber visto de cerca el fenómeno okupa, prefieren curarse en salud”, comenta.
Es el caso de María, una vecina del PAU de Vallecas. “Me quedé en paro y tuve que irme ocho meses a Galicia a cuidar de mi madre, que estaba enferma. Cuando volví habían cambiado la cerradura y estaba una familia viviendo dentro. Intenté razonar con ellos, explicar mi situación, pero no hubo manera. Tuve que recurrir a la vía judicial. Me endeudé para poder recuperar mi casa y tuve que estar un año y tres meses viviendo con mi prima hasta que desalojaron a los okupas. Fue un auténtico calvario que todavía estoy pagando. Ahora, cuando me voy, aunque sea una semana, alquilo la puerta. Es un esfuerzo económico, pero más fue el haberme quedado sin casa”, resume.
En este sentido, lo primero que debe hacer una persona cuyo inmueble ha sido ocupado de forma ilegal es presentar una denuncia en el Juzgado de Guardia o en la comisaría de Policía. En el caso de que el inmueble esté siendo okupado en el momento en el que alguien avisa a las fuerzas de seguridad, éstas pueden actuar inmediatamente expulsando a los okupas siempre y cuando no hayan cerrado la puerta. En caso contrario, si son acusados de intentar establecerse en una vivienda de forma habitual o permanente para residir en ella sin autorización, se iniciaría un proceso judicial por usurpación y si el dueño consigue avanzar en el procedimiento judicial tendría derecho a la reposición de los daños causados por este hecho.
Fuentes policiales aseguran que el incremento de este tipo de puertas se debe a una mayor sensación de inseguridad. “Los años de la crisis han hecho florecer el fenómeno okupa. Si antes la okupación era algo marginal, ahora se ha generalizado. Todos conocen a alguien al que le han okupado su casa o la de sus vecinos. Existen hasta manuales sobre la okupación. También hay miedo por los robos, que tienen un repunte en verano. Solo el año pasado se produjeron 112.925 robos con fuerza en viviendas. Es normal que si te dicen que con una simple puerta puedes evitar ambas cosas, no lo pienses”, detallan.
Madrid y Barcelona, a la cabeza de la okupación
Por otro lado, se estima que los okupas cuestan 21,4 millones de euros cada año a los propietarios de Barcelona y Madrid, tanto en el valor de sus inmuebles como en las rentas que dejan de generar por encontrarse con inquilinos que viven de forma ilegal, según un estudio elaborado por el equipo de investigación del ‘think tank’ Civismo, liderado por Javier Santacruz.
Madrid y Barcelona, así, están a la cabeza de este fenómeno. Concretamente, el censo de viviendas usurpadas ilegalmente asciende a 1.201 inmuebles en la capital y 869 en la Ciudad Condal. En el caso de Madrid, los distritos de Villaverde, Usera y Puente de Vallecas concentran la gran mayoría de los inmuebles asaltados y suponen el 93% de los 11,6 millones de euros que este fenómeno cuesta cada año a los propietarios de la capital, mientras que en Barcelona, el coste conjunto de 9,8 millones lo asumen en su mayor parte los propietarios de los distritos más perjudicados: Ciutat Vella, Nou Barris, Horta-Guinardó y Sarriá-San Gervasi.
En este sentido, la demanda de las puertas ‘antiokupas’ se ha disparado en Madrid en las localidades con gran cantidad de inmuebles vacíos de obra nueva, por ejemplo, en Valdeluz, y en los barrios donde la okupación es habitual, como por ejemplo en Entrevías y Triángulo del Agua (Puente de Vallecas), San Cristóbal de los Ángeles (Villaverde), San Fermín y Orcasur (Usera), Alto San Isidro y Comillas (Carabanchel) o el Pau de Vallecas (Villa de Vallecas), posiblemente el punto más caliente. En la región también hay altos niveles de ocupación en Parla, Valdemoro y Pinto.
En Barcelona, Nou Barris tiene el 35 % de sus viviendas vacías ocupadas, siendo así el distrito con más porcentaje; seguido de Sant Andreu, algo por encima del 15 %; Sants-Montjuïc, con cerca del 12 %, y Ciutat Vella, también entre el 10 % y el 12 %. Sin embargo, donde instalan más puertas anti-okupas es en El Raval, seguido de la Barceloneta. También se está produciendo un incremento en lugares como Seseña, Toledo, o en el Levante, con las casas de veraneo.
Consejos para evitar robos y okupaciones
Para evitar robos, la Policía Nacional lanza todos los años un manual con consejos, aunque reconocen que también se pueden aplicar a las okupaciones. Entre ellos se encuentra instalar un reloj programable que encienda y apague la luz, la radio o televisión, en diferentes horarios, simulando la estancia en domicilio. La propia policía recomienda puertas blindadas o en su defecto, al menos, una alarma. Es recomendable no desconectar el timbre de la puerta o la corriente eléctrica cuando abandone el domicilio.
Algunos de los consejos de la policía no cuestan dinero. Conviene decir a un amigo de confianza que recoja el correo del buzón, déjele su dirección y teléfono de contacto mientras esté fuera, y también otro juego de llaves, esto resulta siempre más seguro que utilizar escondites improvisados. Por supuesto, no se le ocurra dejar las llaves en el buzón de la correspondencia, macetas o debajo de felpudos. Es el primer sitio que miran los ladrones.
Hay errores de bulto. No deje un mensaje telefónico tipo “Está llamando a casa de los Pérez, estamos de vacaciones, cuando regresemos te llamamos…”, mejor que deje un mensaje tipo “En este momento no podemos contestarle, por favor deje su mensaje y le llamaremos…”.