El coronavirus sigue ganando presencia en Europa. Disponer de una sanidad avanzada no resulta determinante para evitar el contagio. Pero los datos corroboran que medidas de aislamiento, como las aplicadas por China, han reducido la transmisión. La mayoría de los fallecidos son pacientes con patologías adicionales a la del virus. Si se logra ir reduciendo su expansión y los pacientes que sanan de la enfermedad sobrepasan a los que la contraen, el COVID-19 se convertirá en una epidemia más de las muchas que ha superado la humanidad.
Sin duda, la pérdida de vidas humanas se trata de su consecuencia más grave, pero también debe considerarse el serio daño económico que está originando. En el ámbito monetario, el miedo, que deviene en pánico, provoca siempre más menoscabos que los imprescindibles: los derivados de las mermas de producción y de las bajas por enfermedad. El sector en el que va a generar más perjuicios en el corto plazo va a ser el del turismo, dada la proximidad de la Semana Santa.
En España, ya ha comenzado a ocurrir lo mismo que en Italia, como lo demuestra la caída en un 20% de las reservas hoteleras, y de un 40% en las búsquedas de habitaciones en web. El sector turístico supone más de un 14% del PIB, y un 15% del empleo. Este frenazo se suma a una ralentización en la llegada de turistas extranjeros que ya se estaba verificando antes, por la mayor seguridad del sur Mediterráneo y con precios competitivos. Lo probable es que el bajón turístico se manifieste de forma muy distinta por tres razones:
1ª. Los turistas, por prevención, elegirán comunidades donde la incidencia del COVID19 sea menor, como sucede en Murcia.
2ª. Habrá muchos viajeros que recelarán de destinos caracterizados por actividades de esparcimiento que conlleven aglomeración de personas, y más, si tienen lugar en sitios cerrados, ya que el contagio puede multiplicarse. Por el contrario, aquellos que permitan entretenimientos al aire libre, como el senderismo, se verán beneficiados.
3ª. El turismo tiene un peso muy diferente en el PIB de las comunidades. Esto se traduce en que la economía se resentirá más en aquellas en las que la contribución de este sector sea mayor, como Baleares (45%), Canarias (35%), C. Valenciana (14,5%) y Andalucía (14%). Por el contrario, causará menos quebranto en regiones como Navarra, donde solo supone el 5,4%. En Asturias es del 11%.
Por último, cabe recordar que los casos de contagio, aunque crezcan al vertiginoso ritmo italiano, serán más bajos si se toman las precauciones que recomiendan los epidemiólogos, especialmente entre quienes presenten mayor propensión a padecer enfermedades pulmonares.