Muy curiosas reacciones. Los papeles de Panamá son interpretados, examinados, agrandados o minimizados según uno lea u oiga un medio de información u otro, un país u otro. En esa disparidad incluimos a España. En algún medio se pone la lupa sobre la hermana del Rey emérito y sobre los Domecq con lo que se salpica al pepero Arias Cañete. La mención a Almodóvar es menos llamativa. En otros, el cineasta es destacado y las personalidades cercanas a la derecha obtienen menos relevancia.
Con los países ocurre otro tanto. Hay varias decenas de Jefes de Estado, en ejercicio o cesantes, afectados de una u otra forma, los Reyes de Marruecos, de Arabia Saudita, los presidentes de Rusia y Ucrania y los medios de información de esos países realizan un tratamiento desigual. Los más opacos y alineados serían los de Arabia saudí y Rusia. En la tierra de los zares, la protección a Putin reviste varias formas gracias a la enorme maquinaria mediática del gobierno. De un lado, se ignora, en buena medida, la acusación soterrada a Putin y se multiplican los artículos y las insinuaciones relativos al presidente ucraniano Poroshensko. (Hay dos gobiernos limítrofes que son ahora detestados por los dirigentes rusos: Turquía y Ucrania). Se dice, en segundo lugar, que si se pudiera probar algo relativo a los colaboradores de Putin sería muy parecido a lo que se menciona en relación a algún colaborador de Hollande. El vespertino francés Le Monde, una de las 109 redacciones que ha destapado el asunto, subraya que hay poca similitud en los dos casos. El confidente, amigo e intermediario de Putin en diversos temas, el violonchelista Roldugin ha amasado una fortuna de centenares de millones de dólares. La cantidad no puede haber salido de la música y parece claro que en muchas de las operaciones en que ha intervenido los bancos e instituciones financieras rusas han tenido con él una conducta sorprendentemente cariñosa.
La última línea de defensa del Krelim es que todo obedece a la Putinofobia de Occidente que quiere, por todos los medios, socavar la popularidad del político que ha devuelto la dignidad y la grandeza a Rusia. Esta base argumental ya se utilizó cuando hubo denuncias de la extraña adjudicación del campeonato Mundial de fútbol a Rusia así como cuando los países occidentales, después de que Putin se creciera con sus zarpazos en Ucrania y Crimea, le impusieron sanciones económicas. Conviene destacar que una parte mayoritaria de Rusia compra la idea de la Putinofobia.
Por supuesto que surgen las teorías conspiratorias en varios países. La primera es que es raro que no haya estadounidenses en la lista de los propietarios de las compañías opacas. Esto apuntaría a que la CIA es quien ha hecho la gigantesca filtración. Ocurre, sin embargo, que no es cierto. Hay en las listas más de 200 personas con domicilio en Estados Unidos. Por otra parte, los evasores yanquis son muy conscientes que la firma de abogados a la que le han robado las fichas hace tiempo que está en el punto de mira del Fisco estadounidense. Se habrán ido, si quieren a defraudar, a otra parte, a otro país.
Luego, se escribe que es raro que el millonario Soros financie a los 109 medios de información que han realizado la filtración. Hay también que puntualizarlo. Soros ha aportado una ayuda económica sólo a la oficina de coordinación de las 109 publicaciones. Sería extraño que muchos ellos, el paladín alemán Suddeutsche Zeitung el galo Le Monderecibieran dinero del magnate Soros y se prestaran a esto. No parece creíble.