Public Health England es una agencia, dependiente del Departamento de Salud y Bienestar Social del Gobierno británico, cuyo objetivo es, entre otros, “mejorar la salud y el bienestar de la nación”. Los directivos de la agencia, guiados por tan noble propósito, han pensado que, como los súbditos de su majestad están demasiado gordos, es preciso tomar cartas en el asunto. Y hace apenas unos días han decidido regular con mayor rigor la industria alimentaria, para lo cual han aprobado un plan dirigido a que, antes de 2024, un gran número de productos reduzca en un 20% la cantidad de calorías que aportan al consumidor.
¿NO LES PARECE UNA OCURRENCIA COLOSAL?
Estos alimentos son de lo más variopinto, desde las salsas a las galletas, pasando por las salchichas, las hamburguesas o la comida preparada que se venda en establecimientos comerciales. Y el detalle llega, en algunos casos, a niveles tan curiosos como referirse específicamente a los panes con aditivos y, en concreto, a la chapata con aceitunas, que se ve que es un producto que exige especial atención.
No es sorprendente que muchos británicos estén perplejos y consideren tal propuesta no solo una intromisión inaceptable del Estado en su vida privada, sino también una auténtica bobada, porque si los productos tienen menos calorías o, como sugiere la propia agencia, se venden en porciones más pequeñas, la gente simplemente consumirá más cantidad o un mayor número de porciones. Y desde el Institute of Economic Affairs se ha llegado a afirmar que ni siquiera un comisario soviético “ebrio de vodka y de poder”, promulgaría una norma como esta.
TONTOS
Pero así son las cosas. Cuando un Gobierno, convencido de que los funcionarios son listos y los ciudadanos somos tontos, se empeña en controlar lo que hacemos o lo que comemos para mejorar así nuestro bienestar, hay que empezar a preocuparse seriamente. Por el momento parece un asunto que solo afecta a los ingleses. Pero, cuidado. Estoy seguro de que pronto Public Health England encontrará seguidores en España. Porque también por estas tierras gusto mucho eso de meterse en la vida privada de la gente, como siempre por su bien.