La inflación ha disparado la presión fiscal sobre los ingresos personales, aunque el impacto ha sido muy desigual entre comunidades autónomas. Así, las rentas medias-altas de 40.000 euros brutos que hayan visto actualizado su salario conforme a la inflación han sufrido un golpe tributario extra de hasta 527 euros al año en el IRPF en Extremadura y Cataluña, seguidas de Aragón (523 euros), una factura que se modera algo en otras regiones, como es el caso de Andalucía (426 euros), Canarias (498 euros) y Madrid (499 euros), de acuerdo con los cálculos del think tank Civismo. Y todos los tramos de renta se han visto castigados en mayor o menor medida en toda España, con la única excepción de las rentas más bajas andaluzas.
En concreto, “un sueldo de 35.757,87 euros al año en 2020 que se actualizara hasta los 40.000 euros al año en 2022 sufriría un incremento medio de la cuota del IRPF del 17,5% por efecto de la mayor proporción de ingresos en los tramos más altos del impuesto”, 5,6 puntos por encima del IPC acumulado, señala el informe elaborado para la presentación de la calculadora Impuesto de la Renta. Con todo, hay ciertas diferencias por CCAA, con Cataluña, Extremadura y Aragón a la cabeza del castigo fiscal por la progresividad en frío del impuesto y Andalucía, Canarias y Madrid entre las que más han adecuado el IRPF a la subida de los precios, si bien todas ellas han elevado la presión fiscal a los contribuyentes.
El ajuste del IRPF con la inflación ha sido muy escaso para casi todas las comunidades.
Este incremento de la presión fiscal se debe a que ni las comunidades autónomas ni el Estado han deflactado el IRPF de forma adecuada, sino que lo han hecho “mal y parcialmente” en el mejor de los casos. Esto es, si lo que se debería haber hecho es incrementar los tramos en la misma proporción que el aumento de los precios, de forma que se mantenga una misma presión fiscal para el mismo poder adquisitivo, lo que se ha hecho en algunos casos es rebajar los tipos de algunos tramos (especialmente, los más bajos). Con ello, “el aumento de las rentas en términos nominales ha provocado que haya un mayor porcentaje de ingresos sujetos a tramos más elevados del IRPF, resultando en un incremento de la presión fiscal para prácticamente todos los ciudadanos”.
Por tramos de renta
Con todo, hay ciertas diferencias según los tramos de renta. Por ejemplo, para una renta de 20.000 euros al año, Aragón es la región con un mayor incremento de la cuota del IRPF debido a la no deflactación con la inflación (431 euros), seguida de Asturias (403 euros) y Cataluña (359 euros), frente a Andalucía (que ahorra 6 euros a sus ciudadanos), La Rioja (con un incremento de 323 euros) y Madrid (325 euros). Para una renta de 90.000 euros, los mayores aumentos se producen en Comunidad Valenciana (1.127 euros), Extremadura (1.124 euros) y Cantabria (1.124 euros), muy por delante de Madrid (1.066 euros), Castilla-La Mancha (1.078) y Baleares (1.080). Y como los mayores incrementos se concentran precisamente en las regiones que ya tenían una mayor presión fiscal, estos cambios “han ensanchado la ventaja fiscal de Madrid sobre la mayoría de las demás comunidades autónomas”.
Las rentas bajas sufren la mayor penalización
A pesar de que la mayor parte de los responsables de Hacienda que han reducido sus tipos impositivos para combatir la subida en frío del IRPF han presumido de concentrar la rebaja en los tramos más bajos del Impuesto para mantener su poder adquisitivo, “vinculando la deflactación del IRPF a los intereses exclusivos de las rentas altas”, lo cierto es que las rentas bajas han sido las más perjudicadas porque la mayor parte de la renta gravada en el segundo tramo del impuesto no compensa ni de lejos los descuentos.
Según los cálculos de Civismo, “los sueldos de 20.000 euros anuales acusan un incremento de la cuota del IRPF del 21,1% [en promedio entre todas las comunidades autónomas de Régimen Común], casi el doble de la inflación acumulada entre ambos años; los de 40.000 euros sufren un aumento del IRPF del 17,5%; y los de 90.000 euros, del 15,9%, cuatro puntos por encima de la inflación”. Visto de otra forma, la cuota de las rentas bajas sube un 8,3% en promedio por efecto de la inflación (una cifra que se eleva hasta el 11,2% en Aragón), mientras que la subida se modera hasta el 5,1% en el caso de las rentas medias-altas de 40.000 euros al año y hasta el 3,6% en el de las rentas de 90.000 euros. Por ello, la no deflactación de los tramos del IRPF reduce la progresividad del Impuesto.
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