Ni 48 horas han sido necesarias para firmar el pacto de la vergüenza entre el nuevo partido de izquierda radical (PSOE) y el que ya se está convirtiendo en tradicional de ultraizquierda (Unidas Podemos y sucedáneos). Las urnas han hablado por segunda vez este año, y han dicho que España necesita grandes entendimientos de Estado para frenar una situación política, económica y social que cada vez preocupa más.
Los frentes son múltiples y variados: van de Cataluña a la más que probable recesión económica. Frente a esto, el pacto entre izquierdas nos acerca a una realidad, la de Argentina, a la que ninguno nos querríamos ni acercar. Y falta la factura de los separatistas, que solamente puede ahondar en la brecha territorial y el desmembramiento de una nación histórica, España.
La reacción a un plan chavista, kirchenista o como quieran ustedes ilustrarlo, con el notable listado de líderes populistas latinoamericanos, no se ha hecho esperar. La bolsa española cayó en una jornada de números verdes en toda Europa, la prima de riesgo ha tocado los 80 puntos básicos, y la banca, uno de los sectores que están en la diana, han perdido ya más de 6.300 millones de capitalización bursátil.
Mención especial merece Bankia, una compañía semipública, antigua caja de ahorros y gestionada por políticos, a la que tuvimos que rescatar para que millones de personas en España tuvieran asegurados sus ahorros y la vida económica fuera lo más normal posible. Desde el anuncio del pacto, los españoles hemos perdido 300 millones de euros más por su evolución bursátil (llegó a caer un 8%) y dificulta las sus posibilidades de venta.
Es cierto que los indicadores financieros y monetarios no reflejaron la catástrofe de este Gobierno, si sale adelante. Pero también es cierto que, tal y como hemos advertido en Libre Mercado, los mercados financieros están sedados, gracias al efecto placebo del BCE. Tanto la renta fija, como la variable, como la prima de riesgo. Dicho de otra manera, estos sistemas de precios sirven para conocer las tendencias pero en ningún caso la magnitud de los cambios que se están produciendo.
Aplausos a la caída del Ibex
Una situación, en cualquier caso, que perjudica a todos, y especialmente a las clases medias y bajas. Frente al sueño de la izquierda de ver a los grandes ejecutivos del Ibex saliendo a las calles a manifestarse, la realidad es que la colección de despropósitos que esconde el pacto firmado es tal que quienes van a volver a salir son los millones de parados a los que nos podemos enfrentar en los próximos años. Algunos líderes de opinión, de hecho, alardean de la bajada del Ibex como algo positivo para “la gente”, porque, al parecer, en bolsa solamente invierten los ricos. Como si los 118.000 millones de euros que mantienen las familias españolas en renta variable de forma directa fueran obra de 4 grandes familias, o los más de 12.000 millones de euros que tienen invertido los 9,5 millones de partícipes en fondos de pensiones privados no fueran “la gente”. Teniendo en cuenta que tenemos un techo de ocupados que no llega a los 19 millones, ojalá el 50% de la gente que se levanta todos los días a ganarse el sueldo y a sacar a su familia adelante fueran “ricos”.
La realidad es que declaraciones como la del señor Garzón, posible Secretario de Estado de economía o similares, muestran abiertamente la enorme necesidad que tienen los intervencionistas españoles por perseguir el ahorro y generar ejércitos de yonkis de los recursos públicos.
Las cifras hablan por sí solas. El hachazo fiscal podría ascender a los 80.000 millones de euros, más de 4.300 euros al año por familia española, y la vuelta a 2011 parece cuestión de tiempo. Con un brindis al sol por la parte de los ingresos, acudirán a Europa y allá donde sea necesario para justificar la “economía verde” que, en realidad, será la enésima excusa para llevar a cabo otro Plan E, con sus consiguientes consecuencias sobre el déficit, el empleo y la capacidad de prosperar del país.
Nos salvarán los cortafuegos europeos
En el momento en el que los asesores del Presidente/Vicepresidente avisen de que la economía va a entrar en números rojos, algo que no ocurrirá antes de 2020, activarán el botón de la emergencia social y habremos firmado nuestra sentencia de muerte. Nos salvarán los cortafuegos europeos (espero), y la falta de soberanía monetaria.
Sin esos elementos de control, la argentinización (corralito incluido) estaba asegurada. Y, dado que ambos elementos de control son externos, es evidente que los españoles vamos a vivir mejor sin un gobierno que con ésteEjecutivo.
No sólo PSOE y Podemos van a cercenar libertades y ahogar fiscalmente a las familias. También van a engañar a los colectivos más dependientes del Estado y, por lo tanto, vulnerables. Sólo algunos ejemplos del papel mojado que han firmado Sánchez e Iglesias:
- Afirman Sánchez e Iglesias que van a luchar por la “Justicia fiscal y equilibrio presupuestario. La evaluación y el control del gasto público es esencial para el sostenimiento de un Estado del bienestar sólido y duradero.” ¿Esto significa que van a perseguir los chiringuitos políticos como los que tenían en Andalucía (agujero de 8.000 millones, agencia de empleo que destinaba el 95% del presupuesto a salarios, etc.)? Probablemente no. Más bien, van a seguir atacando a regiones como Madrid, bastiones de libertad, impuestos bajos y prosperidad económica. Porque resquebrajar España y acabar con el capitalismo es su objetivo final
- También apuestan por un “blindaje de las pensiones de nuestros mayores: asegurar la sostenibilidad del sistema público de pensiones y su revalorización conforme al coste de la vida”. El último dato de IPC señala un crecimiento del 0,1% por segundo mes consecutivo. Queda en evidencia una nueva congelación de las pensiones. Si no es por la vía del IPC lo será por la quiebra del sistema.
En definitiva, un pacto de Gobierno que nos lleva al desgobierno. No se puede tildar un Ejecutivo de “progresista” cuando ni aparece la palabra digitalización en su documento marco, cuando la economía del conocimiento se reduce a la burocracia y al asistencialismo, y cuando su carta de presentación es haber echado a Google de España y a los VTC de Barcelona.
Todo ello, 6 meses después de las primeras elecciones y con un coste (directo) de más de 200 millones que, al parecer, “también” pagarán los ricos. Mejor sin gobierno, que con uno que desgobierne