¿Hay demasiados universitarios en España? Según Íñigo Méndez de Vigo, sí, «va demasiada gente a la universidad y tenemos que equilibrar con la formación profesional». Su impreciso planteamiento provocó una tormenta en las redes sociales.
Los españoles no están sobrecualificados. Según datos de 2011, en la población entre 24 y 65 años, un 32% tenía estudios superiores y de ellos un 22% contaba con títulos universitarios, un reparto muy parecido al de Francia (30%) y superior al de Alemania (28%). El ranking lo lideran EEUU (42%) y Reino Unido (40%).
Pero las generaciones no están formadas homogéneamente. Las más viejas tienen menos estudios en términos generales que las más nuevas. Entre los españoles de 25 a 34 años, el 39% tiene estudios superiores, mientras en Francia este porcentaje llega al 43% y en Alemania –que ofrece gratuidad total con un estricto sistema de selección– se brinda cobertura al 28% de la población de esa edad, lo que es un indicio de que sus distintas generaciones son más homogéneas que las de España y Francia.
Donde se advierte una grave anomalía es en el número de titulados españoles que trabaja en empleos de menor cualificación. Un 22% de la población activa con estudios universitarios se halla en esta situación, mientras en Alemania o Francia el fenómeno sólo afecta al 15%. Esto es un indicio del desajuste entre la oferta universitaria y el mercado del trabajo.
En 2014, el Ministerio de Educación realizó un informe sobre la empleabilidad de las titulaciones españolas cruzando sus datos con los de la Seguridad Social. El resultado fue que la mayoría de los estudiantes está concentrado en carreras con escasa salida. Las profesiones con más empleos eran Informática, Estadística y Matemáticas, Ciencias de la Salud e Ingeniería, pero el 54,3% de las titulaciones eran del área de Ciencias Sociales y Jurídicas. Ciencias de la Salud, por ejemplo, donde 7 de cada 10 licenciados tiene empleo, apenas representa el 12% de las titulaciones que se ofrecen en España.
Curiosamente, no está claro que la oferta educativa se esté adaptando muy rápido. En el periodo 2008 a 2014, Ciencias Sociales ha perdido 52.000 alumnos y Ciencias de la Salud ha ganado 84.000. A primera vista pareciera que la universidad española hubiera reaccionado ampliando las titulaciones con más empleabilidad. Pero es un efecto burocrático. Los estudios de Psicología fueron reubicados bajo Ciencias de la Salud lo que supuso trasladar más de 45.000 estudiantes que estaban en Ciencias Sociales. Con todo, Ciencias de la Salud ha crecido un 38,1% en ese periodo.
El gran desastre educativo español está en la secundaria, debido a nuestra elevada tasa de abandono escolar y a su efecto acumulativo a lo largo del tiempo. Mientras en Alemania, el 59% de la población entre 25 y 64 años tiene educación secundaria completa y en Italia el 41%, en España apenas es el 22%, lo que nos sitúa junto a países como México (19%) o Portugal (17%) y lejos de Brasil (32%).
Antes que mejorar el equilibrio entre educación universitaria y formación profesional, el Gobierno tiene que atacar los índices de fracaso escolar en la secundaria. En 2014, el 21,9% de los jóvenes entre 18 y 24 años (más de uno de cada cinco) había abandonado prematuramente el sistema educativo, el doble que el 11,1% de media de la UE.