Con la crisis griega vuelve a hablarse de la inútil política de cubrir los desequilibrios devaluando. Euros de dos velocidades, pagarés, … Las mismas locuras vistas en el pasado.
Krugman recomendaba recientemente a los griegos salir del euro y, con un dracma devaluado un 50-70%, “vender cervezas baratas a los ingleses”. Todo muy social. Mientras, llevar a la seguridad social y las pensiones a la bancarrota o a pagarse en papelitos que nadie quiere… Pero al menos crecerán exportando. ¿O no?
Olvidamos que la dudosa mejora de las exportaciones viene indudablemente acompañada de un alza brutal de lo que compramos al exterior, las importaciones. Como la mayoría de los países europeos no son ricos en petróleo o materias primas, y son importadores netos, el agujero en la diferencia entre exportaciones e importaciones se dispara. De hecho, el “efecto devaluación” ni siquiera ha ayudado a países ricos en petróleo. Vean el caso de Argentina, con la inflación disparada y enormes dificultades para pagar las importaciones.
Devaluar es dar diez pasos atrás para felicitarnos de volver al punto de partida dentro de cinco o seis años
Exportar no es cuestión de tener monedas débiles, sino productos fuertes.
Con un euro apreciándose de 1,22 a 1,38/dólares, las exportaciones de la Eurozona aumentaron más que el comercio mundial, alcanzaron récords históricos y el mayor superávit comercial (la diferencia entre lo exportado e importado) de la serie histórica.
Muchos me preguntan por qué el euro no se deprecia más ante la crisis griega… Ahí se mantiene a niveles de 1,10 contra el dolar a pesar de las turbulencias.
Devaluar el euro artificialmente no funciona. Menos de un 39% de transacciones globales se hacen en euros, mientras que el dólar se usa para el 85% de las transacciones globales. Poner más euros en circulación, asumiendo que los bancos estén dispuestos a prestar más y los ciudadanos y empresas a pedir prestado, tendría un impacto mínimo para las exportaciones de la Eurozona, ya que los países periféricos como España exportan más del 70% a países dentro del área euro. El efecto divisa es neutro
Siempre lo digo, una economía de alta productividad sobrevive a una moneda fuerte. Sin embargo, una economía de baja productividad no sobrevive ni siquiera con una moneda débil. Vean el ejemplo de Zimbabwe, Egipto, Argentina o Venezuela.
En pocas palabras, devaluar es una transferencia de riqueza de los sectores productivos y los ahorradores a los ineficientes
Devaluar es una transferencia de riqueza de los sectores productivos y los ahorradores a los ineficientes. Porque en la carrera sin sentido de sostener sectores ineficientes devaluando simpre se acaba perdiendo… Siempre hay algún país que puede bajar precios más y con mayor rapidez.
Cuando la exportación se centra en bajo valor añadido y productos sin diferenciación, a coste siempre nos va a ganar otro. Devaluar solo prolonga la agonía del ineficiente… Y finalmente, como la ley del embudo, se magnifica el impacto negativo cuando el efecto placebo de la devaluación desaparece, porque otro devalúa más o porque ocurre lo inevitable… La producción que se intenta proteger devaluando pierde valor incluso en otras monedas. La desinflación del producto de bajo valor añadido por tecnología y sustitución.
Todos los países que se lanzan a esta carrera saben que saldrán perdiendo a medio plazo, pero a pesar de la evidencia empírica (lean “This time Is Different”, de Ken Rogoff y Carmen Reinhart), prefieren llevar a cabo medidas de “shock” que den la apariencia de “acción” y “protección”.
Y nosotros, en España, deberíamos recordarlo. Mi amigo Juan Rallo analizaba recientemente el engaño de las devaluaciones competitivas. “Entre 1980 y 1996, la peseta se depreció más de un 50% con respecto al dólar y al marco, el gasto público se duplicó en términos reales, la deuda pública sobre el PIB aumentó en 50 puntos, el IPC se triplicó (una inflación media anual del 7,2%) y, a pesar de todo, la tasa de paro entre 1982 y 1996 no bajó del 15%. De hecho, durante la mitad de los años se ubicó por encima del 20%. Alta inflación y más alto desempleo. El proyecto de devaluaciones competitivas no funcionó a pesar de que las condiciones nacionales e internacionales eran mucho más propicias que las actuales, ya que España y el mundo estaban cargados con mucha menos deuda que en estos momentos”.
Olvidamos que la dudosa mejora de las exportaciones viene indudablemente acompañada de un alza brutal de lo que compramos al exterior, las importaciones
Devaluar es empobrecer a todos para llevar al país en la máquina del tiempo atrás veinte años solo por sostener a los sectores rentistas. Esos, el estado y los ineficientes, se benefician.
¿Mejor devaluar que bajar salarios? Es lo mismo… Solo que en una devaluación interna al menos no te enfrentas al fantasma de la alta inflación. ¿Qué prefiere usted, cobrar un 50% menos en pesetas devaluadas y además pagar los bienes importados un 15-20% más caros o cobrar un 25% menos y ver los precios estables?
Yo no quiero que los griegos se condenen a vender cervezas baratas a los turistas británicos -que por otro lado bien hartos están de que les devalúen la libra cada dos por tres-. Sino que se conviertan en los que viajan y compran. Desde el valor añadido y la apertura económica.
Devaluar es una excusa para sostener un gasto político excesivo y no soluciona un modelo productivo de bajos márgenes. Es una salvajada que empobrece aun más a los ciudadanos y transfiere rentas de los trabajadores y ahorradores al gobierno y a sectores en decadencia.
Devaluar es dar diez pasos atrás para felicitarnos de volver al punto de partida dentro de cinco o seis años. Si ocurre