El pasado martes tuve una charla con uno de los mejores programas de radio de Argentina, Código Financiero, y explicaba como el país tiene todos los ingredientes para hacer un gran plato y el cocinero -el gobierno- lo arruina poniendo demasiada sal -con la política monetaria y económica más alucinante posible-. Pueden escuchar la charla aquí.
Hace meses comentábamos que la principal lección que podemos aprender de Argentina es que la política de imprimir, inflacionar y recurrir al gasto público acaba por ser la menos social de todas.
Lo llaman «modelo social inclusivo» y solo ha conseguido estancamiento, inflación y aumento de pobreza. Y el aislamiento internacional con la pérdida de confianza inversora.
La política de imprimir, inflacionar y recurrir al gasto público acaba por ser la menos social de todas.
Entre 2008 y 2014 la inflación oficial ha sido del 106,7% pero la analizada por el congreso y analistas independientes es del 354,6%.
El empleo público se ha disparado de 2.387.000 a 4.232.818 entre 2003 y 2014. Casi el 27% de la fuerza laboral. Más del doble de funcionarios que sector privado en variación neta según OJF e INDEC.
Un sector privado que se ve ahogado a impuestos, donde llegan hasta el 62% de los ingresos de una familia asalariada y donde sufren la presión fiscal más alta de Latinoamérica, la intervención en precios -que no evita la elevada inflación- el control de capitales y la falta de divisas para pagar a sus suministradores.
Con la destrucción de lo que era un sector privado atractivo, el desaliento de una población educada y de alto nivel de conocimientos, la posición financiera se ha deteriorado inexorablemente mientras la inflación creada por una política monetaria terrorífica empobrece a todos.
¡Imprimir! La base monetaria crece al 37,1% interanual y una media del 20% desde hace años… Y las exportaciones en millones de dólares, a pesar de ser un país rico en materias primas, son menores que en Chile, México, Uruguay o Paraguay.
Sin embargo el crecimiento de la economía desde 2008 sólo muestra estanflación. Estancamiento con altísima inflación. La actividad económica lleva creciendo muy por debajo de la inflación año tras año.
Y la pobreza, imprimiendo y con lo que llaman el «modelo social inclusivo»… Se dispara. Según la Fundación Mediterránea el desempleo es más del doble de las cifras oficiales. La tasa de participación laboral es del 45,2%. Es decir, muy por debajo de España a pesar de un nivel de «paro oficial» ópticamente bajo.
Sin embargo Argentina tiene solución porque tiene grandes activos en su gente y sus empresas.
¿Qué hacer? Un plan 30-30-30-30 que controle la inflación y solucione gradualmente los desequilibrios. Reducir 30% los impuestos al trabajo y la creación de empleo, recortar un 30% la masa monetaria, aumentar un 30% la inversión financiera directa y aumentar un 30% el empleo privado.
– Reconducir su política monetaria y dejar de cubrir desequilibrios con una moneda que es ya una de las cinco más devaluadas del mundo en los últimos diez años.
– Un plan fiscal de relanzamiento del empleo y el sector privado con ayudas fiscales y compromiso de cumplimiento de legislación. Abrir una cuenta internacional monitorizada independientemente donde se gestionen los ingresos fiscales de la inversión financiera directa para garantizar la seguridad jurídica. Con ello aumentaría la inversión y se aleja la percepción de riesgo inasumible de Argentina.
Así, la financiación del estado no vendrá de imprimir una moneda que nadie quiere, sino de mayor y mejor actividad económica. Cualquiera que vaya a Argentina sabe que las oportunidades de crear valor y empleo son enormes. No copien al desastre de Venezuela o Grecia. Sigan a los mejores. A por ello.