La labor de los think tank ha sido imprescindible a un lado y al otro del Atlántico para reclutar a los jóvenes rebeldes de la derecha. En España es el Instituto Juan de Mariana, que dirige José Carlos Rodríguez, periodista. Su director explica que hay una nueva generación de liberales, cultos y activos, sin vínculo con ningún partido, que no tragan el paradigma progresista y argumentan con datos.
En la misma línea están la Fundación Civismo, más conservadora, y la Fundación para el Avance de la Libertad, de Roxana Nicula. En América hay otras que trabajan en territorio comanche, como CESCOS (Uruguay), Caminos de la Libertad (México), Libertad y Desarrollo (Chile), o CEDICE en Venezuela.
La contracultura se ha hecho de derechas porque los Gobiernos progresistas se han dedicado a legislar la creatividad y las costumbres, a censurar a los disidentes y subvencionar a los que pregonan la verdad oficial. La libertad se abre camino, por mucho que escueza a los «ofendiditos» y supremacistas morales.