Madrid se pliega a la propuesta del Ministerio de Sanidad de cerrar las comunidades autónomas en Semana Santa. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, ha reconocido que acatará las medidas que acuerde el Consejo Interterritorial de Salud de cara a estas fechas porque ella «cumple escrupulosamente las normas establecidas y la ley» dado que no es «ni independentista ni arribista».
A pesar de estas palabras, en declaraciones a La Sexta, ha dejado claro que «cerrar por cerrar» le repugna y que lo considera «un abuso de poder». Para la dirigente regional, hay que ir a «medidas intermedias» como han hecho en la Comunidad de Madrid.
Además, ha indicado que si se decide que se cierran las comunidades autónomas, a su parecer, dará igual lo que se haga, respecto a las medidas, en Galicia o en Madrid. «Si estuviera toda España abierta entendería una estrategia única pero si seguimos parcelados en 17 considero que lo que hagamos no perjudica a Andalucía», ha dicho, al tiempo que se ha preguntado por qué es necesario acortar las horas del toque de queda.
«Digo yo que Madrid puede seguir operando con las normas que le están funcionando relativamente bien y siempre llamando a la prudencia porque es algo que no hemos dejado de hacer en ningún momento», ha defendido. Además, ha sostenido que si la hostelería y el comercio de Madrid fuesen una región, serían la tercera por PIB del país por lo que se niega a «matar de hambre» la actividad.
«Madrileñofobia»
Díaz Ayuso ha insistido en que el cierre debe ser «la última opción a tomar después de haberlo intentado todo» y ha pedido que antes de hacerlo se demuestre por qué es acertado hacerlo.
«La pandemia lo que ha hecho es demostrar que hay dos maneras de gestionar. Una es el atropello sistemático de derechos y libertades fundamental, el cierre de regiones enteras sin informes sanitarios y la clausura por decreto de miles de negocios», ha declarado en su intervención al recibir el premio Sociedad Civil de la Fundación Civismo en la Real Casa de Correos.
Para Ayuso, se ha promovido una «madrileñofobia nunca vista hasta el momento» de forma «desleal e injusta». A su parecer, siempre han puesto el foco durante toda la crisis en Madrid y en los madrileños y han desconfiado de sus cifras «cuando las cosas iban bien».
«Nosotros nunca hemos hablado mal de ninguna comunidad autónoma, ni hemos puesto en tela de juicio el trabajo que realizaban otros presidentes. Con sumo respeto Madrid nunca celebró las cifras de los demás ni nunca se alegro de cuando las cosas iban peor», ha declarado.
El apoyo de Almeida
Por su parte, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que se encontraba junto a ella, se ha sumado a sus palabras y ha indicado que ellos tienen «la mala costumbre de cumplir las normas y con los acuerdos» no como los socios parlamentarios y de investidura del Gobierno, por lo que acatarán lo que se decida.
«Madrid en estos momentos ha demostrado que hay un punto de equilibrio entre la lucha contra la pandemia y el mantenimiento de la actividad económica y no tiene peores cifras ni ha tenido que otras comunidades autónomas», ha dicho. El regidor ha incidido en que siempre ha defendido que hubiese una coordinación nacional pero también «un cierto margen» para cada autonomía.
En este sentido, ha hecho hincapié en que Madrid tiene «más empleados de hostelería que Andalucía y que Cataluña, con una población sensiblemente inferior y eso habla de que se están haciendo bien las cosas para mantener la actividad económica y luchar contra la pandemia».