Este miércoles se presentó en Madrid la segunda edición de la ‘Guía de think tanks en España’, elaborada por Marta Tello y editada por la Fundación Ciudadanía y Valores en colaboración con la UNED. Una nueva entrega que incorpora 60 think tanks frente a los 35 de la primera edición, lo que demuestra el incremento de estas instituciones en nuestro país y su influencia cada vez mayor en la toma de decisones.
Sorprende la proliferación de think tanks en España teniendo en cuenta la situación de crisis económica que atraviesa nuestro país desde 2008. Pero es que desde ese mismo año en el que comienza la crisis han aparecido seis nuevos think tanks en España: el Aspen Institute España (creado en 2010), el Centro Atlántico de Pensamiento Estratégico (CATPE) (2010), Civismo(2009), la Fundación Ideas (2008), la Fundación Progreso y Democracia (2009) y Persona + Democracia Joaquim Xicoy (2009).
Y es que parece que la crisis económica ha afectado a los think tanks en lo que a su financiación se refiere pero también ha mostrado un lado positivo: se pueden generar un mayor número de ideas a partir de una situación de crisis y existe una mayor capacidad para interpretar lo que el ciudadano exige.
Los think tanks son cada vez más conocidos en nuestro país y este tipo de entidades se extienden a buen ritmo gracias al empuje de una sociedad civil cada vez más informada y participativa. Para definirlos podemos utilizar la expresión más extendida, que es la de «laboratorio de ideas». Estas organizaciones de investigación, análisis e implementación de políticas públicas permiten a las sociedades estar más informadas a la hora de tomar decisiones sobre asuntos públicos.
Por resumir, podemos decir que estos entes definen los problemas, exploran nuevos campos y son capaces de influir en las clases dirigentes a través de la elaboración de soluciones alternativas y de la movilización de la opinión pública. Según Marta Tello «son, por tanto, instituciones que influyen en la sociedad y en la evolución de las ideas políticas y económicas de los países desarrollados».
Sin embargo, como puntos débiles de estas instituciones hay que destacar la financiación y la falta de transparencia. Su fuente principal de financiación es el Patronato y el Patrocinio por espónsores externos o que están integrados en el Patronato u órgano de dirección o gestión correspondiente y apenas es relevante la función de fundraising que realizan. Según recoge la guía, «la mayoría de estas entidades recurren a algún tipo de subvención o acuerdo público para la realización de sus actividades». Hay que colocar en un apartado diferente a los think tanks vinculados directamente a los partidos políticos que además de las donaciones y el patrocinio cuentan con una relevante subvención pública.
Hay que resaltar que FRIDE, Instituto Juan de Mariana, Institución Futuro, la Fundación Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, Civismo y FUNCIVA son instituciones que se nutren exclusivamente de recursos privados.
Por lo demás, son pocos los think tanks que especifican en sus páginas web sus fuentes de financiación e incluyen datos económicos públicos acerca de la financiación de sus actividades. El tema de la transparencia, como señala la autora de la guía, «es vital para la credibilidad de un think tank». En opinión de Tello, «estas instituciones deberían facilitar el acceso a dicha información, explicando su naturaleza, nombrando a sus patrocinadores, etc». Si bien reconoce que, en los últimos años son más los que incorporan sus memorias económicas, auditorías, etc., como un paso más hacia la transparencia. Sin embargo, «aún queda un largo camino por recorrer».