La libertad económica en España permanece estancada en niveles similares a los registrados antes de la crisis debido a un gasto público elevado, una excesiva rigidez del mercado laboral y al lastre de la corrupción, según The Heritage Foundation y el «think tank» Civismo.
El director de Civismo, Diego Sánchez, ha destacado hoy en rueda de prensa que, si bien la economía española ha avanzado modestamente en los últimos dos años, todavía está «lejos» de las economías más liberales del mundo.
Según el Índice de Libertad Económica 2016, elaborado por The Heritage Foundation y The Wall Street Journal, y analizado por Civismo, la puntuación de España ha mejorado nueve décimas hasta 68,5 puntos en 2016, por encima de la media mundial (60,7), y ocupa el puesto 43 de 178 países.
Sánchez ha apuntado que este avance se ha producido en gran parte por la recuperación del PIB y por las reformas fiscales acometidas entre 2014 y 2016.
No obstante, ha subrayado la necesidad de un mayor esfuerzo para liberalizar la economía, reducir la burocracia y avanzar hacia la «unidad de mercado» con el fin de facilitar el desarrollo empresarial.
Ha dicho que «el problema que tiene España es fiscal», puesto que el gasto público no ha parado de crecer y el «grueso del ajuste» se ha concentrado en subir impuestos como el IRPF, el IVA y el de Sociedades, situación agravada por los incumplimientos en el objetivo de déficit.
«Preocupan los aplazamientos en el calendario de cumplimiento porque, cuanto más tiempo sigamos sin cuadrar las cuentas, más deuda vamos a emitir», ha afirmado.
Asimismo, el director de Civismo considera que la inestabilidad institucional por la corrupción y la «amenaza populista» de Podemos a los derechos de propiedad de los bancos conforma un escenario «preocupante» que podría deteriorar la libertad económica.
También ha recordado la importancia de realizar «una reforma profunda de las Administraciones» y de ampliar la reforma laboral para conseguir un mercado «más flexible» y con «menos costes» de contratación.
En el plano internacional, el economista de Heritage Foundation James Roberts ha explicado que existe una correlación entre el grado de libertad económica, el crecimiento de la economía mundial y la reducción de la pobreza.
De este modo, las economías más liberales tienen un resultado superior al resto en campos como el PIB, la renta per cápita, el bienestar general, la salud, la educación y la protección del medio ambiente.
El índice indica que la libertad económica ha mejorado en el mundo por cuarto año consecutivo, con una subida media de tres décimas respecto al año anterior, cuando se situó en 60,4 puntos.
Las economías calificadas como «libres» son Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Suiza y Australia, con puntuaciones superiores a 80, lo cual significa que estos países han logrado altos niveles de progreso social al aprovechar de un modo más completo la capacidad del sistema de libre de mercado para mejorar la competitividad, crear valor añadido e innovar.
En las 15 primeras posiciones también se encuentran Canadá, Chile, Irlanda, Estonia, Reino Unido, Estados Unidos y Dinamarca.
Entre las economías más cerradas al mercado figuran Venezuela, Cuba y Corea del Norte, mientras que Argentina y Grecia son algunos de los países que más posiciones han bajado en los últimos años.