James Roberts, investigador de la Fundación Heritage, ha visitado España para presentar el Índice de Libertad Económica en el Mundo. De la mano del think tank Civismo, el analista estadounidense ha pasado por Madrid, Zaragoza, Pamplona, Bilbao y Barcelona para divulgar un estudio que ya lleva más de dos décadas clasificando a los países según su grado de liberalismo o socialismo. Libre Mercado ha charlado con Roberts para conocer las principales conclusiones del estudio así como para hablar de otros temas de interés.
– Antes de hablar del Índice, tengo que preguntarle por Donald Trump y Bernie Sanders. ¿Qué está pasando en EEUU?
Personalmente, veo que hay un claro auge del populismo a la izquierda y a la derecha. Hay malestar y frustración por la lenta recuperación económica y eso alimenta la proliferación de discursos simplistas, demagógicos y populistas, basados en prometer soluciones fáciles a problemas difíciles. Que Trump y Sanders hayan llegado tan lejos es muy preocupante.
– Entremos ya en materia. EEUU ha pasado de ser un referente capitalista a caer fuera del «top 10» de la clasificación…
La deriva de los últimos años de Bush supuso un punto de inflexión. La crisis bancaria, los rescates, el déficit… Todo eso recortó nuestra nota en los últimos compases de sus ocho años en la Casa Blanca. Pero peor aún ha sido la Era Obama, con un enfoque claramente volcado en aumentar la regulación, subir los impuestos y reforzar el peso del Estado sobre el Mercado.
– Pero a nivel mundial, la crisis económica empieza a quedar atrás y la libertad económica vuelve a subir.
Así es. La respuesta inicial de muchos gobiernos fue la de apostar por políticas de estímulo, pero el keynesianismo ha demostrado sus carencias y al final hemos vuelto a comprobar que el camino es otro, el de las reformas orientadas a fortalecer la economía de mercado.
Esperemos que el enfriamiento de las economías emergentes no sea combatido con más intervencionismo y que la tendencia siga siendo positiva. En cualquier caso, a pesar del retroceso puntual que supuso la crisis, vemos que en las dos últimas décadas, coincidiendo con la publicación del Índice, el capitalismo ha ido a más y el socialismo ha retrocedido.
– España mejoró su nota en los dos últimos informes, pero sigue en un puesto decepcionante, el 43 sobre casi 200 países.
Hay progreso gracias a la reforma laboral y a las rebajas de impuestos. Sin embargo, entre 2005 y 2015 apenas ha habido avances significativos,lo que contrasta con el salto adelante que se observó durante la década comprendida entre 1995 y 2005. La nota que recibe España es de 68, pero lo ideal sería que mejore su calificación hasta el entorno de los 70-75 puntos, eso significaría que de verdad se han aprobado reformas de calado orientadas a flexibilizar y dinamizar la economía.
– ¿Cuáles son los principales aspectos que deberían abordar esas reformas?
A España le perjudica su nota en determinados campos como lacorrupción, el gasto, los impuestos o el mercado de trabajo. Hay tareas por hacer en estos cuatro ámbitos. La corrupción es preocupante porque afecta a la estabilidad de las instituciones. El gasto es excesivo, como atestiguan los problemas que está teniendo España con el déficit y la deuda. Los impuestos tienen que bajar para que los contribuyentes y las empresas tengan más dinero en sus bolsillos. Y el mercado laboral tiene que seguir ganando en flexibilidad, para asegurar y acelerar el progreso cosechado durante los últimos años.
– El auge de Podemos supondría todo lo contrario. Hace un año, Vd. ya alertaba a los lectores de Libre Mercado de las consecuencias…
El ejemplo de lo que ha ocurrido en Grecia demuestra que alejarse de la libertad económica tiene resultados nefastos.
– ¿En qué países debemos fijarnos, entonces?
EEUU ha firmado una década decepcionante en materia de libertad económica, por lo que resulta más interesante ver el progreso deAustralia, Nueva Zelanda, Canadá, Suiza, Chile, Estonia, Dinamarca, Holanda, Suecia, Alemania, Irlanda… Todos ellos son países que han mejorado su posición en el Índice con el paso de los últimos años.
– Ha citado a varios países escandinavos, que normalmente suelen ser citados por quienes defienden más Estado y menos mercado. ¿A quién le hacemos caso?
Hace unos veinte o treinta años, los países del norte de Europa eran el corazón de la socialdemocracia. Desde entonces, han liberalizado sus mercados y han reducido el gasto y los impuestos. Tienen, además, unas instituciones muy limpias de corrupción y unos niveles sociales de confianza que se sitúan muy por encima de la media internacional. Con esos ingredientes, países como Dinamarca o Suecia han dejado atrás la socialdemocracia y se han convertido en referentes liberales.
– ¿Qué nos dice de América Latina?
Parece que soplan vientos de cambio. En Argentina, la gente se ha cansado del socialismo de la Era Kirchner y ha apostado por un cambio político significativo. Espero que Mauricio Macri consiga restaurar la libertad económica que ha perdido su país en las últimas décadas.
Si comparamos a Argentina con Chile, el triunfo del liberalismo y el fracaso del socialismo resulta muy evidente. También lo vemos al oponer el desarrollo de Colombia o Perú con el desempeño de Venezuela o Ecuador.