Conforme sube la cifra de fallecidos, baja la curva de nuestros derechos y libertades. Pero no nos quitan derechos y libertades para acabar con la pandemia. De hecho si recortan nuestra libertad mientras sigue expandiéndose la pandemia es que el recorte de derechos no frena los contagios y las defunciones.
Lo que sugiere esta divergencia más bien es que la pandemia es una mera excusa para quitar derechos fundamentales a la población y otorgar poderes extraordinarios al gobierno.
La situación resulta extraordinariamente perversa porque, mezcladas con medidas seguramente razonables o necesarias, al menos hasta cierto punto, al menos en determinados lugares y momentos, se deslizan otras con un objetivo netamente liberticida.
¿En que ayuda a frenar la pandemia que el gobierno ya apenas tenga que enfrentarse a siquiera un exiguo control parlamentario? ¿De qué sirve para frenar el virus que las preguntas en las ruedas de prensa estén censuradas? ¿Van a frenar la pandemia los jueces encargados de vigilar al gobierno si son nombrados por el propio gobierno? ¿Descenderán los contagios si la libertad educativa de las familias queda desarticulada? ¿De qué forma nos protege del coronavirus un organismo encargado de perseguir las criticas en las redes sociales al gobierno?
El think tank Civismo ha publicado un vídeo con una serie de reflexiones y advertencias sobre todo lo que está pasando y un claro mensaje de fondo: ¡despertemos!