España es un país más capitalista que ayer pero menos que mañana. Así lo recoge el Índice de Libertad Económica, que mide hasta qué punto las economías de todo el planeta son de mercado o no y desgrana una clasificación anual editada por la Fundación norteamericana Heritage y el diario «Wall Street Journal». El país que recibe la corona de economía más «libre» del mundo es Hong Kong seguido de Singapur y Nueva Zelanda, mientras que los «farolillos rojos» son Corea del Norte, Cuba y Venezuela.
La clasificación analiza los derechos de propiedad, la corrupción, la presión fiscal, el gasto público, la libertad para hacer negocios y el marco laboral,monetario, comercial, financiero y de investigación para medir el grado de libertad económica de cada país.
El «think tank» Civismo presentó ayer los datos de 2016 que sitúan a España en el puesto 43 de los 178 países incluidos, lo que supone una mejora de cinco puestos respecto a su posición el año pasado entre los países más capitalistas del planeta y prevé que mejore este año.
España, según el índice, es un país «moderadamente libre», y entre el 0 y el 100, recibe una nota del 68,5, por encima del 60,7 mundial y en la gama media de las economías europeas: por debajo de Suiza (cuarto puesto),Reino Unido (décimo) y los países nórdicos pero por encima de Francia(puesto 75), Italia (86) y Grecia (138).
En todo el mundo, la libertad económica ha escalado posiciones en 2015 hasta alcanzar el 60,7 de puntuación. Del lado de las dos grandes potencias globales, mientras Estados Unidos está en el puesto 11, China está en el 144.
Como describió el director de Civismo, Diego Sánchez de la Cruz, España aumentó su libertad económica por el mayor crecimiento económico y la reforma fiscal, pero continúa con una elevada corrupción, altos impuestos y gasto público que «lastran su potencial».