Juan Ángel Soto participó en el programa «La alacena global», donde presentó el nacionalismo catalán como un “continuo tira y afloja”, en el que se demuestra que las “elecciones cada seis meses no dan fe de una democracia saludable, más bien al contrario”. Así pues, la democracia catalana consistiría en “depositar un voto de vez en cuando”, pero sin que exista una separación de poderes ni las instituciones funcionen.
En referencia a la cuestión de la causa independentista, Soto señaló la coexistencia de dos grupos ideológicos opuestos: uno de izquierda y otro de “derecha rancia”. En el discurso político de esta élite, la independencia ha dejado de ser algo normativo, o un fin en sí mismo, para convertirse, a su juicio, en “un instrumento para mantenerse en el poder y vivir de ello”.
En cuanto al impacto de este conflicto para España, el director de Fundación Civismo aseguró que “es un error concebirlo meramente como económico”, pues Cataluña ya no es el factor esencial para el crecimiento del PIB como décadas atrás, e indicó que dicho impacto perjudicaría mucho más a la propia comunidad autónoma.
Así, resumió el panorama catalán como una “democracia iliberal” que generará daños difícilmente reparables en Cataluña, pero no así para el resto de España.