La Fundación Civismo organiza, junto a la Fundación Ortega-Marañón, la Fundación Konrad Adenauer y el Club Tocqueville, el ciclo «Seminario de Pensamiento» en la Biblioteca de la Fundación Ortega-Marañón.
El pasado viernes, tuvo lugar la ponencia «Anthony de Jasay: una visión diferente del Estado» realizada por María Blanco, doctora en Economía por la UCM y profesora de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad CEU-San Pablo. Fue moderada por Francisco Cabrillo, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid y secretario general de la Fundación Civismo.
Esta cita se enmarca dentro del ciclo «Seminario de Pensamiento» organizado por la Fundación Civismo junto a la Fundación Konrad Adenauer, el Club Tocqueville y la Fundación Ortega-Marañón. Una cita mensual que se realiza un viernes a las 19:00 horas en la biblioteca de la Fundación Ortega.
María Blanco dividió la sesión en dos partes: una breve introducción sobre la vida y trayectoria del economista y filósofo político húngaro Anthony de Jasay, y la segunda parte, una conversación explayada sobre la esencia de su obra El Estado: la lógica del poder político.
¿Quién fue Anthony de Jasay?
Es una persona poco conocida en el mundo de la economía. El periodista italiano Alberto Mingardi le describió como «the greatest thinker you don’t know», que se traduce como “el más grande pensador que desconocías”.
María Blanco define a de Jasay como «un economista sin escuela». Anthony fue un filósofo político liberal, de pensamiento antiestatista. Sus amigos le consideraban un hombre “adicto al riesgo” debido a su afición, gusto y práctica de la inversión, motivo por el cual acostumbraba a ganar y perder grandes cantidades de dinero. El economista y filósofo político tenía la convicción de que la vida se compone de accidentes, que ésta es un conjunto de circunstancias inciertas y hay que aprender a «sobrellevarlas y abrazarlas».
El Estado, la ópera prima de Anthony de Jassay
Esta obra establece los pilares de una sociedad gobernada prácticamente sin Estado. En su estudio, presenta la importancia de la clarificación de la filosofía política y la economía del liberalismo, y muestra una gran capacidad crítica a la hora de diferenciar la concepción de derecho que el considera justa frente a la que empleamos en la actualidad. El economista entendía el derecho como una opción para exigir el cumplimiento de un contrato, término que él prefería llamar libertad. Por ejemplo, lo que hoy consideramos derecho a la vivienda, él lo consideraría libertad de vivienda. Esta clara diferenciación de conceptos supondría no imponer que el Estado fuera forzosamente invitado a otorgar bienes materiales al individuo, sino dejar actuar al mercado.
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