Greguerías liberales
Greguerías liberales
Rodríguez Braun, Carlos
02/09/2025

LID Editorial, 88 pp. (2025)
Carlos Rodríguez Braun, Ilustraciones: Rafa Sañudo

Carlos Rodríguez Braun, economista, divulgador y polemista lúcido, ha encontrado una nueva fórmula para condensar el pensamiento liberal en pequeñas dosis de agudeza. Su libro Greguerías liberales es, como su título sugiere, un homenaje explícito a Ramón Gómez de la Serna, pero también una herramienta de demolición conceptual: frases breves que pinchan globos ideológicos con una sonrisa en los labios.

El formato es tan sencillo como eficaz. Más de 250 greguerías, algunas acompañadas de ilustraciones de Rafa Sañudo, recorren una pluralidad de temas: la economía, la política, la religión, el feminismo, el ecologismo, la cultura de la subvención, la desigualdad o el poder. Es el liberalismo de Rodríguez Braun en su versión más destilada: incisiva, irónica y profundamente crítica con el pensamiento dominante.

Estas greguerías conforman un entramado de ideas coherentes que reflejan la misma defensa firme del individuo, del mercado y del escepticismo ante el Estado que recorre toda su obra.

Algunas frases son afiladas, como dagas:

“El Estado protege a los pobres como el ganadero cuida a las vacas”.
“Aumentar los impuestos es progresista; aumentarlos a los pobres, también”.
“La economía planificada es como el arte planificado: termina en ruina o en propaganda”.

La fórmula funciona. Hay una inteligencia traviesa detrás de cada frase, que no pretende imponer, sino sugerir. No hay rencor ni cinismo, sino ironía lúcida. El autor no insulta, caricaturiza con precisión. No pretende convertir, sino hacer pensar. En un ecosistema cultural saturado de lugares comunes, su ironía se agradece.

En lo ideológico, el libro es inequívocamente liberal, pero no dogmático. No es un manifiesto, sino una colección de provocaciones amistosas. Cada greguería invita a desmontar prejuicios, a revisar ciertas “verdades aceptadas” que gobiernan el discurso público.

También hay espacio para el juego cultural: el autor se permite citar (o evocar) a Hayek, Bastiat, Tocqueville, Popper, y deslizar guiños a Borges, Marx o incluso al papa Francisco. Todo cabe en esta selva de microideas, donde la libertad de pensamiento es el hilo conductor. El enemigo común, al fin y al cabo, es el totalitarismo blando: ese que se disfraza de consenso, de filantropía fiscal o de buena intención planificadora.

No es un volumen para leer de un tirón, sino para abrir por cualquier página y dejarse sorprender. Ideal para sobremesas, trayectos o pausas laborales. Cada greguería puede leerse en cinco segundos, pero algunas se quedan dando vueltas en la cabeza durante horas. Como las mejores ideas.

En tiempos donde la conversación pública parece dominada por consignas, ofensas y polarización, este libro propone una vía distinta: la del humor inteligente, la de la crítica breve y elegante. Carlos Rodríguez Braun demuestra, una vez más, que el pensamiento liberal no necesita alzar la voz para hacerse oír. Le basta con una frase afilada, un poco de ironía… y mucha libertad.

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