Editorial Ladera Norte, 160 pp. (2025)
Miguel Ángel Aguilar
Miguel Ángel Aguilar construye en No había costumbre. Crónica de la muerte de Franco un retrato vivo de un país que, en noviembre de 1975, asistía desconcertado al final de un régimen que parecía eterno. El título, irónico y certero, remite a la incapacidad colectiva de imaginar un futuro distinto: España llevaba cuarenta años instalada en el franquismo y carecía, literalmente, de costumbre para gestionar su final. Aguilar narra aquellos días con la mezcla justa de distancia profesional e implicación personal, lo que da al relato una autenticidad que pocos historiadores pueden igualar.
El libro no se regodea en la agonía clínica del dictador, sino que la utiliza como hilo conductor para desplegar un fresco político y social mucho más amplio. La incertidumbre era absoluta: el secretismo del aparato franquista, la desinformación oficial, los temores enquistados en la población y, al mismo tiempo, la intuición creciente de que algo estaba a punto de romperse. Aguilar describe esa atmósfera con un humor sutil, casi socarrón, que aligera sin trivializar, que humaniza sin edulcorar. Su ironía es una forma de precisión, no de escapismo.
El contexto internacional añade tensión al relato: los fusilamientos del 27 de septiembre, la pérdida del Sáhara en plena Marcha Verde, la reciente revolución en Portugal. Todo sucede en un país que mira de reojo, con inquietud y esperanza, a lo que ocurre más allá de sus fronteras. Aguilar combina magistralmente estos episodios con anécdotas cotidianas, a veces grotescas, que muestran hasta qué punto la vida pública estaba llena de absurdos, silencios y contradicciones. Esa mezcla de lo trascendente y lo doméstico revela cómo se vivió realmente el final del franquismo.
El resultado es un libro que se lee con la intensidad narrativa de una novela, pero con la precisión de un testimonio privilegiado. Aguilar no juzga con la superioridad de quien mira atrás desde la comodidad del presente; más bien acompaña al lector a una época donde la institución parecía petrificada, la sociedad civil era incipiente y la prensa apenas podía maniobrar entre la censura y la responsabilidad histórica.
Para quienes no vivieron aquellos años, el libro funciona como una ventana a un momento fundacional de la España contemporánea. Para quienes sí los vivieron, es un recordatorio sin maquillajes de la incertidumbre, el miedo y, también, la esperanza que acompañaron a aquella ruptura histórica.
No había costumbre es una obra imprescindible, escrita con el rigor del periodista y la introspección del testigo.
Sobre Albert Guivernau
Doctor en Economía y profesor universitario. Ha formado parte del claustro de la Universidad Abat Oliba CEU y la Universidad de Barcelona. Ha participado en proyectos europeos como coordinador de la Cátedra Jean Monnet en Integración Fiscal Europea (EUFIS) de la UAO CEU. En su trayectoria profesional ha ejercido de asesor económico y de políticas públicas en el ámbito local. Colaborador en diversos medios de comunicación y uno de los impulsores del Club Tocqueville.




