Mejor decir la verdad
25 de junio de 2015
Por admin

Detesto a los líderes que nos mienten contando milongas maravillosas y admiro a quienes confiesan verdades crudas, duras de oír, pero que evitan males mayores. Desgraciadamente, esa variedad de totalitarismo a la que llamamos populismo ha sido muy prolífica en este tipo de políticos: los artistas de la demagogia. Comprueben qué ha quedado de aquellas propuestas idílicas de Podemos planteadas ante las elecciones europeas. Así se convertirá en uno más de los «otros indignados», los que estamos hartos de ser paganos de los errores políticos.

Jugar con las pensiones es poner en peligro la etapa de nuestra vida en la que no podremos generar ingresos; aquella en la que padeceremos, de modo irremediable, nuestra falta de previsión. Ayer, el presidente del Gobierno animaba a ahorrar en planes de pensiones privados, dando la razón a lo que dijo el gobernador del Banco de España, Luis Linde, en un acto organizado por Civismo. Ambos líderes han tenido una actitud de responsabilidad encomiable ante unas cifras tozudas que muestran la necesidad de complementar la pensión pública con un plan privado. Ojalá la Agencia Tributaria diera más incentivos al ahorrador a largo plazo, tanto durante el periodo en que capitaliza el plan como a la hora de rescatarlo.

El gobernador quiso reflejar en esta conferencia algo que pasó desapercibido para los medios: el elogio a las reformas acometidas, que aunque hayan podido doler, han dado su fruto. Ayer, el Banco de España elevó su previsión de crecimiento hasta el 3,1%. Sería deseable no tocar lo que funciona y seguir por ese camino. Recomiendo el irrefutable «paper» del investigador de Harvard, Alberto Alesina (NBER, 2012), en el que concluye que la forma más adecuada de cuadrar las cuentas públicas y generar crecimiento es bajar el gasto y los impuestos simultáneamente. Así, a medio plazo, se generarían buenos incentivos para todos los agentes económicos, mejoraría el empleo y se limitaría el poder del Estado. 

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