Un chiste que se cuenta de Madoff es que le preguntaron en qué entidad se inspiró para acometer su estafa de 64.000 millones de dólares, a lo que respondió que “en la Seguridad Social”. La sutil diferencia es que aquí en España los ‘paganos’ somos todos los contribuyentes españoles, que a través de nuestros tributos cubrimos el déficit. Los beneficiarios del sistema son los pensionistas, que como sus votos son ambicionados por los políticos, éstos les suben la cuantía de la pensión lo que haga falta.
La situación de insolvencia de la Seguridad social se arrastra desde hace más de un cuarto de siglo y tiende a deteriorarse. El último error viene del ministro de Inclusión y Seguridad Social, quien agravó la viabilidad del sistema cuando impedió que continuara la reforma de 2013. Ésta, aunque insuficiente, iba en la dirección acertada.
No habría problemas de sostenibilidad del sistema de pensiones, si cuando, coercitivamente, nos descuentan las cotizaciones para nuestra jubilación, la Seguridad Social guardase nuestro dinero invertido en un plan de pensiones, para que mantenga el valor hasta que el impositor se jubile, como se hace en otros países. ¡Pues no! Ese dinero se lo apropia el Estado y lo utiliza para abonar las pensiones actuales, a un ritmo que la caja se ha quedado prácticamente vacía. Esta incautación y reparto vuelve a recordar a la estafa piramidal de Madoff, quien con los nuevos incautos que invertían en sus fondos satisfacía unos intereses impresionantes a los anteriores impositores (Sistema Ponzi).
La sostenibilidad de las pensiones pudo tener arreglo si en 1996, el Gobierno de Aznar hubiera hecho caso al excelente informe elaborado por el Círculo de Empresarios: “Una propuesta de reforma del sistema de pensiones en España”. Piñera sustituyó con éxito en Chile el sistema de pensiones reparto operado por el Estado, por otro de capitalización individual administrado por empresas privadas en una economía de libre mercado. Fue una lástima que cuando el problema era muy asumible no se vislumbraba la deriva al alza que iban a tener las pensiones.
La situación ha empeorado, tal como refleja un informe del Banco de España, del que saco tres conclusiones:
1ª) En 2019, el gasto en pensiones en España fue superior al de la media simple de la UE.
2ª) En 2019, España presentó, respecto a la UE, un menor envejecimiento poblacional y una menor cobertura del sistema de pensiones. Por el contrario, exhibió́ una tasa de empleo más baja y una mayor cuantía de las prestaciones en relación con el salario medio.
3ª) La demografía estima que el gasto en pensiones aumentará más de un 40 %, sin que pueda compensarse si se cumplen las previsiones del empleo.
Si analizamos el porcentaje que supone el gasto en pensiones con respecto al PIB de los países de la UE que pertenecen a la OCDE, España gastó en 2020 un 9,7%, lo que le sitúa en la mitad de la tabla. El drama es que, según declaraciones del ministro Escrivá, el gasto en pensiones en los últimos 12 meses ascendió un 11,75%, habiéndose gastado en el pasado enero la cifra récord de 11.902 millones de euros. Siendo este un muy mal dato, hay otro peor, España es el país de los países analizados que entre 2011 y 2020 más aumentaron el porcentaje del gasto en pensiones sobre el PIB, nadas menos que un 42,65%. ¿Por qué el Gobierno oculta estos trágicos números?