La epidemia de Covid-19 está teniendo un impacto negativo sin precedentes sobre la actividad económica y, en particular, sobre los ingresos de las empresas, provocando que en algunos casos estos sean insuficientes para hacer frente a los pagos comprometidos. Tan es así que, según un reciente informe del Banco de España, casi una cuarta parte de todas las compañías españolas se hallan en situación de quiebra técnica, esto es, su patrimonio neto es negativo.
El documento, titulado «Las necesidades de liquidez y la solvencia de las empresas no financieras españolas tras la perturbación del Covid-19», presenta los resultados de un ejercicio de simulación de las necesidades de liquidez de las empresas españolas para este año. De acuerdo con sus resultados, dichas necesidades podrían superar los 230.000 millones de euros entre abril y diciembre. El Banco de España estima que, a través de los programas de avales públicos, podrían cubrirse cerca de las tres cuartas partes de dicho déficit. Para financiar el resto, las empresas podrían utilizar sus colchones de liquidez o recurrir a nueva deuda sin avalar, añade.
La investigación afirma que a pesar de la caída sin precedentes de la facturación empresarial, se estima que un porcentaje no desdeñable de empresas (por encima del 40%) podría hacer frente a esta situación sin experimentar un deterioro de su situación patrimonial. No obstante, añade, en el resto de las compañías el retroceso de la actividad «habría llevado a elevar significativamente los niveles de vulnerabilidad financiera, haciéndolo con mayor intensidad dentro del segmento de las pymes y, especialmente, entre las empresas de los sectores más afectados por la pandemia, como los de turismo y ocio, vehículos de motor, y transporte y almacenamiento».
En este sentido, el Banco de España observa que la evolución de las empresas con patrimonio neto negativo como consecuencia de las pérdidas acumuladas en 2020 puede aumentar hasta situarse cerca del 25% en un escenario de riesgo de la recuperación como el que parece que actualmente vive España por los rebrotes de la pandemia. En esta situación, el deterioro más acusado lo padecerían las pymes, y con mayor intensidad las dedicadas al turismo y ocio, los sectores más golpeados por la pandemia. Según el informe, más del 45% de las compañías del sector de la hostelería, ocio y restauración corren serio riesgo de impago si no se contiene la crisis del coronavirus.
Un país de pymes
Como explica Francisco Coll Morales, responsable de Estudios del «think tank» Civismo, «el tejido empresarial español, en contraste con el de otras economías europeas, es significativamente más vulnerable» a situaciones como la actual precisamente por el elevado componente de pymes que tiene. La ratio de pymes sobre el total se sitúa en el 99,9%, mientras que el 89% tiene diez empleados o menos, explica Coll Morales. Además, su liquidez es bastante escuálida. Las empresas españolas, explica, cuentan con una caja media de entre 55 y 60 días, que sería el plazo que pueden aguantar sin recibir ingresos, pero, a su vez, manteniendo sus costes fijos. Dado que muchas compañías españolas no pudieron desarrollar su actividad más de 100 días durante los momentos críticos de la pandemia, «podemos observar como, claramente, se ha superado ese umbral que ha obligado a las empresas a solicitar liquidez que, a través del endeudamiento, les permita seguir vivas y sin echar el cierre», explica Coll Morales.
De acuerdo a la legislación concursal, las compañías con patrimonio neto negativo deben ser disueltas por cuanto no disponen de capital social suficiente como para alcanzar su objeto social. Sin embargo, si a día de hoy esto no ha sucedido es porque el Gobierno ha aprobado una moratoria extraordinaria por la situación excepcional. Sin embargo, como recuerda el economista Juan Ramón Rallo, retrasar los problemas no equivale a solucionarlos. «Muchas de las compañías que están a día de hoy descapitalizadas van a continuar descapitalizadas en el futuro, ya sea por el escaso atractivo que representa la economía española para muchos inversores o ya sea porque algunos de esos sectores acaso no vuelvan a levantar cabeza en ningún momento», explica. Por eso, su receta se simple: recapitalizar el tejido productivo sano y reestructurar el que resulte inviable.