El 2019 ha comenzado con mal pie para el tejido empresarial. Como señala el INE, el pasado enero, 4.153 empresas cerraron definitivamente sus puertas, un 11,9% más que en 2018. Por otro lado, se crearon 8.991 sociedades, lo que supone un retroceso interanual del 4,4%. La estadística arroja un pronóstico poco halagüeño para los próximos meses, pues apunta a que se producirá un aumento significativo de disoluciones. Quizá lo cambios en la política económica del Gobierno tendrán bastante que ver, como también la debilidad de la economía europea.
Así, la tasa de enero respecto a la del mes inmediatamente anterior ha variado al alza un 57,5%, porcentaje bastante superior al del mismo periodo de 2018, cuando fue de un 42,9%, o al de 2017 (33,2%). Para acabar de dibujar la tormenta perfecta, a ello se suma una ralentización en el número de compañías creadas (un 32% en enero respecto a diciembre: una tasa inferior al 39,6% de hace un año). No obstante, no todo son malas noticias, pues el capital suscrito por las sociedades mercantiles que se crearon en enero de 2019 ascendió a 603,7 millones de euros. Esto es, un incremento interanual del 0,7%, y mensual del 37%.
Si ampliamos la fotografía a la actividad económica, se recrudece la crisis del sector industrial y energético, ya que de él proceden el 30,8% del total de las disueltas. Le sigue el del comercio, con un 18%. Pese a esta elevada tasa de destrucción de empresas, es también en este último sector donde se observa un mayor crecimiento en las de nueva creación, ya que aporta un 22,6% del total. Le sigue el de la construcción, que, con un 15,9%, se perfila como un sector con mucho movimiento: ocupa una de las primeras posiciones en las disueltas, con un 11,7%. Esto, unido al incremento de la actividad inmobiliaria (que representa el 12,4% de las nuevas compañías), muestra la deriva que está adoptando España.
Se observa asimismo una gran disparidad entre comunidades. Así, Cataluña y Castilla-La Mancha son las únicas con tasas de variación positivas entre enero de 2018 y de 2019 en cuanto a creación de sociedades mercantiles (con un 6,9% y 2,3%, respectivamente). Sin embargo, esta última presenta también una tasa elevadísima de sociedades disueltas en ese periodo (620,7%), lo que la sitúa en el primer puesto de esta clasificación, seguida, a mucha distancia, por La Rioja (73,3%), Murcia (40,6%) y Navarra (33,3%). En el caso de Murcia, esto se contrarresta con un descenso leve en el número de sociedades creadas (un -1,8%). No así en las otras dos, con caídas respectivas del -9,8% y el -10,6%. Lejos, eso sí, de Aragón y Asturias, que van a la cabeza.
Este balance no es concluyente en tanto en cuanto las cifras se refieren sólo a la variación del mes de enero de 2019 respecto al mismo mes de 2018. Sin embargo, el análisis puede adelantar la tendencia, tanto por responder a los últimos datos publicados, como por tratarse del primer mes del año. El desplome del emprendimiento es una mala señal para el crecimiento porque implica una mala expectativa para los inversores. La confianza que pueda despertar el Ejecutivo que salga de las urnas el 28 de abril será clave para el futuro que nos aguarda.