Uno de los grandes problemas de la Economía, como ciencia, es que los investigadores rara vez pueden realizar ensayos. Al contrario que el químico, quien siempre puede encerrarse en su laboratorio, crear unas determinadas condiciones y observar qué sucede cuando se mezcla un compuesto con otro, el economista no puede predecir el comportamiento de la gente ante un nuevo hecho, aunque sí pueda tratar de anticipar su reacción.
Sin embargo, existen circunstancias insólitas que, en ocasiones, permiten poner en marcha un experimento social, imposible en otros contextos. Es el caso de la devolución en diciembre de la paga extra a los funcionarios, hecho que permitió que el volumen salarial creciera (por primera vez en años) en el cuarto trimestre. Muchos economistas creen que este tipo de aumentos salariales resultan necesarios para volver a activar la rueda de la economía: los trabajadores consumen más, lo que genera más empleo y aumenta la recaudación.
Pero, la teoría no se corresponde siempre con la práctica. Así lo demuestra la reacción del consumo en cada comunidad autónoma tras la devolución de la paga extra a los funcionarios. Dicho sea de paso, tampoco cada autonomía dispone de la misma proporción de funcionarios. En el cuarto trimestre de 2013, tres regiones experimentaron un aumento de los costes laborales muy por encima de la media: Galicia (un 4,76% más que en el año anterior), Aragón (4,73%) y Andalucía (4,33%). Estas dos últimas, incluso, vieron menguar su consumo, con caídas del 0,3% y del 1,2%.
Por el contrario, en Galicia el consumo creció un 1% respecto al mismo mes del año anterior. Fijemos ahora la atención en el caso opuesto, como el de Cataluña, donde no se devolvió la paga extra a los funcionarios dependientes de la Generalitat y los costes laborales incluso cayeron un 0,36% o la Comunidad Valenciana y Cantabria, donde apenas avanzaron un 0,25% y un 0,75%, respectivamente. Sin embargo, las ventas mejoraron en las tres: desde el 0,2% de Cataluña al 2% de la Comunidad Valenciana.
En cambio, las comunidades situadas en el centro de la clasificación, cuentan con una distribución más heterogénea que no sigue ningún patrón. En algunas, a pesar de que los sueldos crecen por debajo de la media, el consumo aumenta en tasas muy elevadas (Navarra y Baleares). En otras, los sueldos renquean y las compras caen (Castilla y León yMadrid) o los salarios se disparan impulsando así las compras (Canarias). Pero también hay casos en los que el alza de los sueldos no beneficia a las tiendas locales (Extremadura, Murcia, Castilla-LaMancha, PaísVasco y La Rioja). Este último hecho es muy frecuente cuando los engranajes comerciales están cada vez más internacionalizados y la mayor parte de lo que se compra viene del exterior.
Nose trata de falta de lógica económica, sino de un cambio de paradigma donde la compra de un ‘ebook’ por internet ya no beneficia al librero local como antes lo hacía uno impreso. El énfasis para incrementar el consumo no puede quedarse en impulsar la demanda, por ejemplo con una bajada de IVA, ni tampoco es suficiente un aumento de la renta disponible. La predisposición para el gasto depende de muchas más variables, y de modo especial, de la percepción que se tenga de la evolución económica del país. Además, en la línea del espíritu de la nueva Ley de Unidad de Mercado, conviene eliminar toda regulación que frene el aumento de la oferta de productos y servicios distintivos con buena acogida en un mercado global.