El Partido Popular se congratula por haber sacado a España de la grave crisis económica en la que se sumía cuando empezaron a gobernar hace seis años. Por aquel entonces, la recesión se materializaba en caídas del Producto Interior Bruto (PIB) cercanas al 3 por ciento y la tasa de paro rozaba el desorbitado 25 por ciento. Hoy la economía española encadena tres años de crecimiento por encima del 3 por ciento, acumula superávit exterior y el desempleo se ha reducido hasta el 16,4 por ciento. Pero la recuperación del mercado laboral presenta claroscuros: la enquistada temporalidad ha provocado la paradoja de que las horas trabajadas en nuestro país han caído un 6 por ciento desde 2012, pese a que hay 1,3 millones de ocupados más que cuando Mariano Rajoy llegó a la Moncloa. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al tercer trimestre de 2017, el número de horas trabajadas por el total de ocupados asciende a 563,4 millones, 37,5 millones menos que a principios de 2012, en plena crisis. Pero, atendiendo al desglose de la serie estadística por tipo de trabajador, esa caída del 6 por ciento se duplica para los autónomos, que han perdido un 12,7 por ciento de horas, y casi se cuadruplica para los trabajadores del sector público, donde las horas trabajadas se han desplomado más del 23 por ciento.
“El descenso se explica por el troceamiento de los puestos de trabajo”, explica el economista Javier Santacruz, quien señala como principal responsable la reforma introducida en el mercado de trabajo en 2012. La regulación laboral del PP, que afectó a la contratación y el despido, a las condiciones de trabajo y a la negociación colectiva, logró crear empleo, sí, pero troceado, con una clara ganancia neta de contratos de trabajo temporal frente a los indefinidos. Prueba de ello es que, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el trabajo temporal ha crecido el triple que el indefinido (892.000 contratos, frente a 291.000) desde el primer trimestre de 2012, y la tasa de temporalidad, aunque le pese a la ministra Fátima Báñez, ha escalado cuatro puntos, al 27,4 por ciento, una de las más elevadas de la eurozona.
En este contexto, desde CCOO denuncian que la tasa de precariedad –entendida como la proporción de empleos temporales sobre fijos– en nuestro país está doce puntos por encima de la media europea y deberían “aplicarse medidas que contemplen la situación de cada empresa” para reducir el porcentaje hasta el 14,2 por ciento.
Aún así, el balance que hace la titular de Empleo es positivo: España ha encadenado en 2017 cuatro años creando empleo a buen ritmo. Solo el año pasado la Seguridad Social ganó 611.146 cotizantes, aunque buena parte de ese aumento se debió a empleados temporales y trabajo a tiempo parcial (380.000).
Los menos agraciados
Pero las cifras no son tan positivas para todos. Con la crisis, muchos desempleados vieron en el autoempleo una salida para escapar del paro, pero con la recuperación el incremento de la ocupación se está produciendo especialmente entre los asalariados y no en el trabajo por cuenta propia. De hecho, mientras la ocupación ha crecido en casi 1,3 millones de personas en los últimos seis años, desde 2012 apenas se han creado 100.000 empleos autónomos, de acuerdo con la EPA.
Si atendemos a los datos de la Seguridad Social, los trabajadores por cuenta propia acumulan cinco años al alza, pero los incrementos han ido menguando. El Régimen Especial de Trabajadores Autónomos cerró 2017 con un aumento de 10.468 autónomos (+0,3 por ciento anual), la mitad que en 2016, cuando crecieron en 26.211 (+0,8 por ciento), y la cuarta parte que en 2015, cuando se sumaron 42.192 trabajadores, el 1,3 por ciento más.
Así lo refleja un reciente informe de ATA, que considera que con las medidas que acaban de entrar en vigor de la Ley de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo –ampliación de la tarifa plana de 50 euros, deducción de suministros y cambios en las altas y bajas, así como en las bases de cotización, entre otros– 2018 va a ser un año “muy importante” para los autónomos.
Otro colectivo poco agraciado en los últimos años han sido los trabajadores del sector público, donde se han destruido 140.000 empleos desde 2012. “A partir de ese año se produjo el ajuste”, apunta Santacruz, quien recuerda que, hasta entonces, las horas trabajadas habían crecido en la Administración Pública a tasas del 6 por ciento, mientras caían en el sector privado”. Ahora se han hundido un 23,2 por ciento.